Los huesos son resistentes y sanan bien en la mayor parte de las fracturas, pero en algunos casos más severos, en donde se pierden fragmentos considerables de hueso, la sanación es más difícil o imposible, lo cual representa una gran dificultad clínica para los cirujanos.

Investigadores del Centro Médico Beth Israel describen en un artículo publicado en Journal of Bone and Joint Surgery un proceso de sanación ósea que han estudiado, al que describen como sencillo y de bajo costo, que podría ayudar a acelerar la curación, a la que llaman dinamización invertida. La dinamización es un concepto que hace referencia a que debe existir cierto grado de movimiento para que el hueso sane, algo en que los investigadores se basan para hacer otra propuesta.

“La sanación de los huesos está influenciada por su ambiente mecánico, como los yesos, tornillos o placas, pero hasta ahora nadie ha examinado la relevancia del ambiente mecánico en la sanación de grandes segmentos de hueso, de hasta 20 centímetros de largo”, dijo el autor líder del artículo Christopher Evans, director del Centro de Estudios Ortopédicos Avanzados, Israel.

Asimismo, este tipo de traumatismos comprometen tejido, nervios, el sistema vascular y exponen al cuerpo a infecciones y procesos cicatrizantes.

Como parte de la terapia de recuperación en fracturas normales, se cambian niveles de rigidez, lo que se conoce como dinamización. Durante la dinamización estándar, en primera instancia el hueso se mantiene fijo en una posición y cuando la sanación comienza se deja que el hueso se mueva un poco, todo con diferentes aparatos mecánicos, ya sea el yeso, placas o clavos.

Evans y sus colegas propusieron un método inverso para los traumatismos más graves en los que faltan grandes segmentos óseos, la llamada dinamización inversa, es decir, primero darle movilidad al hueso fracturado y posteriormente mantenerlo fijo.

Esto, aunque extraño, les dio buenos resultados en estudios con ratones a los que les extrajeron partes del fémur, lo que los investigadores observaron fue que ante estas heridas y ante el estímulo de cierta movilidad, el cuerpo forma cartílago que después se trasforma en hueso, un proceso conocido como osificación endocondral.

Los investigadores observaron que al permitir que la fractura tuviera libertad de movimiento poco a poco se formaba cartílago que se iba endureciendo, posteriormente fijaron el hueso para favorecer su completa recuperación y la regeneración del tejido y vasos sanguíneos.

Este proceso aún requiere investigación, pero es una opción atractiva porque es de bajo costo y es una estrategia que ofrece una solución a problemas clínicos que de otra manera se tornarían muy complicados, dolorosos y caros para el paciente.

 

Referencias:

Vaida Glatt, Micah Miller, Alan Ivkovic, Fangjun Liu, Nicola Parry, Damian Griffin, MD; Mark Vrahas, Christopher Evans. “Improved healing of large segmental defects in the rat femur by reverse dynamization in the presence of Bone Morphogenetic Protein-2”. Journal of Bone and Joint Surgery.

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