Académicas de la Facultad de Derecho de la Universidad Veracruzana (UV) participaron en el VI Seminario de Grupos Vulnerables en el que destacaron que en México la idea de familia está en crisis por causas como divorcio, pérdida de valores, desintegración, violencia, migración, desempleo y adicciones.

El seminario, que tuvo como tema central “La familia”, fue organizado por el cuerpo académico (CA) Ciencias Penales –Adscrito al Centro de Estudios sobre Derecho, Globalización y Seguridad–, concretamente por las integrantes de la Línea de Generación y Aplicación del Conocimiento (LGAC) Grupos Vulnerables: Esperanza Sandoval Pérez, Sara Luz Quiroz Ruiz, Aracely Reyes, María de Lourdes Roa Morales y Ana Gamboa Rosas.

Aracely Reyes –quien habló sobre el estudio realizado por Roa Morales– planteó que la familia es considerada el núcleo de toda sociedad; sin embargo, por diversos factores como las adicciones, la violencia, el desempleo y la migración suele dividirse o desintegrarse.

A propósito del tema, Ana Gamboa Rosas, coordinadora del CA, abundó sobre el divorcio: “La familia ha entrado en crisis y uno de los principales elementos de ésta es el divorcio, que destruye el vínculo familiar a través del cual los hijos quedan separados irremediablemente de los padres”.

Advirtió que aun cuando el derecho familiar regula la permanencia y constitución de la misma, a través del matrimonio, de la tutela de los hijos y de la permanencia de los hijos en el hogar, existe un gran vacío en torno a la protección de la familia como tal. Lo que da como resultado la desintegración de sus propios miembros, olvidando el sentido de derecho de familia creado por el Estado.

“Los pendientes de los padres no son sólo económicos, sino afectivos, y si se decide abandonar el hogar o separarse definitivamente de él los afectos no se programan ni se dosifican, simplemente se van diluyendo a medida que la distancia entre padres e hijos se hace más prolongada, hasta llegar al olvido”, dijo.

Por su parte, Esperanza Sandoval habló sobre los valores inhibidores de la conducta criminal, toda vez que aquellos niños y niñas que crecen fuera del seno familiar y/o en situación de calle, en muchas ocasiones carecen de valores.

“El más grave problema que se enfrenta es la intervención de los niños en conductas criminales formando parte de pandillas, consumiendo drogas,  haciéndose adictos a inhalantes y solventes, pero lo más grave es que ahora también quieren ser sicarios”, subrayó.

Abundó que tal escenario es favorable para el crimen organizado, que recluta a estos niños y jóvenes –menores de 18 años– para cometer toda clase de ilícitos, toda vez que en caso de ser aprendidos por las autoridades son juzgados bajos un sistema de justicia juvenil, lo que implica procesos mucho menores, que si se trata de un adulto.

Es más, comentó que los menores de 14 años que son aprendidos deben ser devueltos a la familia. Por tal motivo los cárteles reclutan niños y jóvenes que oscilan entre esas edades.

Cabe decir que este CA ha publicado cinco libros que contienen las investigaciones hechas a igual número de grupos vulnerables: indígenas, mujeres, niños, ancianos y el más reciente –que dio origen al VI Seminario–, la familia.

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