La descripción de la doble hélice del ADN en 1953 fue un parteaguas para la biología pues sentó las bases para entender cómo ocurren los mecanismos finos de la herencia, el desarrollo y evolución de los organismos, así como del funcionamiento celular. “A partir de entonces, el conocimiento en el campo de la salud se ha expandido enormemente y al mismo tiempo se ha diversificado, profundizado y ha crecido su capacidad de resolución”, dijo el Miembro Titular y ex presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, Guillermo Soberón Acevedo.
 
Es por esta razón que durante su conferencia “La salud se renueva”, dictada el pasado 19 de octubre en el Instituto de la Judicatura Federal, el ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, remarcó la necesidad de explicar a los juzgadores que el área de la salud está en cambio constante y es, de hecho, uno de los campos más dinámicos de la actividad humana.
 
Para explicar las causas de su gran dinamismo, el académico aludió a la obra del escultor mexicano Sebastián, llamada “Los giros de la salud”, situada en la explanada de la Fundación Mexicana para la Salud. La escultura plasma por medio de tres arcos, los componentes inherentes a la salud: el biológico, el médico y el social. “Los extremos de los arcos están unidos por ejes que se entrecruzan y se quiebran pues su interacción en la salud hace que se afecten unos a otros”, escribió Soberón hace tiempo.
 
Asimismo, señaló la importancia de ubicar dichos componentes en tres escalas de interacción: la subindividual, que disecta el todo de los individuos y depende de la investigación biomédica; la individual, que depende de la atención médica; y la poblacional, relativa a la salud pública.
 
El académico señaló que esta interrelación ha dado pie al surgimiento del concepto economía de la salud, esto es, el uso pertinente y efectivo de los recursos disponibles en una sociedad para la atención de la enfermedad y la promoción de la salud. Así se ha revelado, por ejemplo, que “en ocasiones se otorgan recursos a la atención curativa personal que podrían ser más ventajosas en costo-efectividad si se aplicaran a grupos poblacionales a través de la medicina preventiva, modalidad que también debe impulsarse”.
 
El tránsito de la bioquímica hasta el metaboloma (el conjunto de moléculas intermediarias en procesos celulares), pasando por la biología molecular, la ingeniería genética, la genómica, entre otras ramas de la biología, ha detonado el gran dinamismo del estudio de la salud, el cual ha servido para incrementar la investigación, generar recursos económicos y centros de investigación, y con ellos, la formación de muchísimos especialistas.
 
“Actualmente se habla mucho de las sociedades del conocimiento, es decir, aquellas que han logrado hacer del conocimiento un importante instrumento de desarrollo. Esta es la transición en la que estamos ahora, el gran paso que México aspira a dar: cómo le vamos a hacer para usar el conocimiento en beneficio propio. Es uno de los grandes retos que tenemos”, afirmó Soberón Acevedo.
 
Al respecto, el ministro José Ramón Cossío, coordinador del ciclo de conferencias “Ciencia y Cultura para juzgadores”, abundó sobre la necesidad estar al tanto de los avances científicos y médicos, “en algunas decisiones de la Suprema Corte en materia de VIH-SIDA, diabetes, epilepsia, genoma, determinación de la paternidad y algunos otros, ya hemos recurrido a conocimientos de las ciencias de la salud para tratar de comprender mejor lo que estamos haciendo y, desde luego, para generar mejores soluciones para la sociedad mexicana”.

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