Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales 5

TManual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales 5


El 18 de mayo de 2013, en San Francisco, EEUU, fue lanzada la quinta edición del gran best-seller de la psiquiatría, el “Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales” (DSM, por sus siglas en inglés), libro de cabecera de la mayoría de los psiquiatras para diagnosticar trastornos y tratar a sus pacientes, el cual llevaba casi dos decenios sin apenas renovarse.

La presentación se hizo durante el encuentro anual de la prestigiosa Asociación Americana de Psiquiatría (APA). En la nueva versión del DSM trabajaron más de 400 especialistas en 13 grupos de trabajo durante un proceso oficial de seis años que costó 25 millones de dólares.

Sin embargo la OMS recomienda el uso del Sistema Internacional denominado CIE-10, acrónimo de la Clasificación internacional de enfermedades, décima versión, cuyo uso está generalizado en todo el mundo.

El Manual, aún desde antes de salir generó controversias, e incluso el 29 de abril de 2013 el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) de los Estados Unidos anunció que se desvinculaba de los criterios del nuevo DSM, para regirse por sus propios estándares para clasificar las psicopatologías, a través del proyecto Research Domain Criteria.

Los responsables de las versiones anteriores igualmente emitieron criticas, como Allen Frances, responsable de la versión 4, publicada en 1999, que también provocó controversia en cuanto a su uso diagnóstico.

“Este es el momento más triste en los 45 años de mi carrera de formación, práctica clínica y enseñanza de la psiquiatría”, afirmó. “El DSM-5 incluye muchos cambios que son claramente poco fiables y científicamente defectuosos”, y acusó a la nueva versión de “falta de sentido común”.

La reedición del DSM incluyó novedades como el considerar la edad, el género y la cultura en el diagnóstico y la presentación de los trastornos mentales. Además, el manual pretende acercarse a la clasificación internacional de enfermedades (CIE-10) publicada por la Organización Mundial de la Salud.

Los síndromes dejaron de clasificarse por categorías, que hasta ahora respondían a preguntas cerradas para diferenciar la ausencia y la presencia de una enfermedad. Los facultativos se encontraban con que un individuo con esquizofrenia, por ejemplo, presentaba otros síntomas como insomnio o depresión que no se ajustaban a su diagnóstico.

El nuevo DSM propone abordar los trastornos con evaluaciones dimensionales para calcular la severidad de la patología, entre otros, el autismo y el síndrome de Asperger –junto con dos trastornos más– pasarán a englobarse dentro del mismo espectro del trastorno autista. La introducción de un continuo entre la normalidad y la disfunción ofrece matices para el seguimiento de los pacientes.

Los expertos de la APA consideraron que la adicción a internet no es un trastorno mental, al igual que la adicción al sexo (hipersexualidad), los cuales quedaron en la sección III, donde ubicaron los trastornos que requieren más investigación antes de ser bautizados con el nombre de enfermedad mental.

En cambio los niños con un mínimo de tres episodios semanales de irritabilidad, arrebatos y berrinches, durante más de un año, serán diagnosticados con el trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo.

Pero en general, la mayoría coincidió en que el DSM-5 mejoró las versiones anteriores.

Dice un chiste de médicos que “donde hay dos psiquiatras, hay tres opiniones”.

Notas de referencia:

–                   El nuevo Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales enfrenta a los siquiatras

–                   El manual de Psiquiatría, es apegado a la Ciencia: su coordinador

–                   Compañías se benefician con enfermedades mentales

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