En México hay cada vez más mujeres en edad reproductiva con obesidad, lo cual ha provocado que durante el embarazo y el parto se presenten más complicaciones; un dato que nos permite valorar este problema es que en 1998 el 60 por ciento de las mujeres tenían un embarazo normal, pero en el 2012 este porcentaje cayó hasta el 39 por ciento, con un marcado aumento de la hipertensión y la diabetes gestacional, llevado precisamente por la condición de obesidad de las mujeres embarazadas, apuntó en el marco del Simposio de la Obesidad, el doctor Felipe Vadillo Ortega, académico del Departamento de Salud de la Universidad Nacional Autónoma de México.

En el evento realizado en la Universidad Veracruzana, mencionó que entre las complicaciones comunes se encuentra la diabetes gestacional, la preeclamsia, macrosomía, parto pretérmino y complicaciones quirúrgicas, debido a que la obesidad por sí misma provoca una serie de alteraciones en el páncreas, el hígado y el corazón, que aunada a la carga metabólica por la que pasa la mujer durante el embarazo se potencializan.

Es normal que la mujer engorde durante el embarazo, dice el doctor Vadillo, esta masa adiposa se acumula en las caderas y piernas como estrategia metabólica para proteger al producto y tener una fuerte reserva de energía, sin embargo, en el caso de la diabetes gestacional, la mujeres que ya sufren obesidad pueden desarrollarla después del nacimiento de su hijo debido al estrés que sufre el páncreas ocasionado por las hormonas producidas durante la gestación y la obesidad en sí, esto es demasiado trabajo para el órgano, por lo que bloquea el trabajo de la insulina, pero con tratamiento puede revertirse. Sin embargo, las mujeres que sufren este trastorno tienen 2.12 por ciento de riesgo de desarrollar diabetes tipo II en los 5 años siguientes.

Asimismo, la mujer embarazada con obesidad tiende a sufrir de presión alta, lo cual favorece que durante la gestación o después del parto la mujer padezca preeclamsia, identificada como el aumento de la presión sanguínea y un aumento de proteínas en la orina. Este padecimiento es muy riesgoso y a veces tiene que interrumpirse el embarazo para salvar a la madre.

En el caso de la macrosomía y el parto pretérmino, estos van de la mano con una condición de la obesidad que tal vez no sea muy conocida, pero el tejido adiposo de nuestro cuerpo tiene la capacidad de producir hormonas y en la macrosomía, que se refiere a que el bebé nace con un tamaño mayor al normal, estas hormonas afectan la formación de los tejidos, indicando a las células tempranas del embrión que produzca más adipocitos, más grasa, por eso incrementan su peso. Es importante recalcar que no es norma que una mujer con sobrepeso tenga hijos con la misma condición, es como si se dijera que por hacer mucho ejercicio y tener músculos tonificados, su hijo nacerá así.

En el caso del parto pretérmino, el tejido adiposo tiene un papel más riesgoso, ya que como parte de su función endocrina (hormonal), le indica al cuerpo que se encuentra en una primera etapa del proceso inflamatorio, es decir que de alguna manera el cuerpo identifica al sobrepeso como un trauma en primera etapa que debe ser combatido, por lo cual produce defensas y puede rechazar el producto en su etapa más temprana, asimismo, si el embrión logra instalarse en el útero, genera una condición de vasoconstricción, adelgazamiento de los vasos sanguíneos, lo cual reduce el flujo sanguíneo entre la madre y el embrión, que genera un alto nivel de estrés poniendo en riesgo la gestación.

El doctor Vadillo insta a la población a vivir una vida saludable, por las generaciones venideras ya que es alarmante pensar que esta condición de sobrepeso afecte a los niños desde la formación de sus primeras células. 

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