Si bien la sorpresiva pero no imprevista detención de Elba Esther Gordillo, lideresa vitalicia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), no implica una cacería de brujas en torno a la corrupción en otros sindicatos, sí es un claro mensaje a los liderazgos que eventualmente entorpecerían la implementación de reformas en el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Así lo consideró el especialista en temas de transición del sistema político mexicano Pablo Javier Becerra Chávez, profesor-investigador del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien consideró que este “Gordillazo” es un golpe mediático que buscó eliminar la pesada figura que abiertamente enfrentó la reforma educativa.

El choque de Gordillo Morales con el actual gobierno había venido creciendo desde hace semanas, su confrontación se centró en torno a la reforma, pero lo que la lideresa no calculó fue toda su historia personal caracterizada por fuertes señalamientos de corrupción, puntualizó el investigador de la Unidad Iztapalapa.

Destacó que desde hace tiempo se sabía del inexplicable enriquecimiento que durante los dos últimos sexenios la prensa exhibió: su edifico en Polanco, su mansión en San Diego y los viajes constantes entre ese lugar y México, así como el lujo que le rodeaba, imposible de costear con su sueldo de dirigente magisterial.

El caso permite mantener a Elba Esther Gordillo encerrada por varios años, pues se habla de una malversación de fondos sindicales por casi dos mil millones de pesos y esto sólo es “la punta del iceberg”; por tanto, no será sólo una amenaza sino que el gobierno se enfocará a que pase en la cárcel al menos lo que resta del sexenio.

Y de paso, aseveró, se manda un mensaje a otros liderazgos sindicales, sobre todo ahora que vienen reformas como la energética. “Esto nos recuerda el “Quinazo” que sucedió a inicios del gobierno de Salinas; este es un “Gordillazo”, y la lógica de la actual administración es cambiar la tendencia del sindicato de maestros para que apoye la reforma”.

Becerra Chávez consideró que con esta acción, el gobierno federal logra el respaldo unánime no sólo de su partido, sino de los otros dos de oposición el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Partido Acción Nacional (PAN), firmantes del Pacto por México. Es un golpe maestro a uno de los reductos del sindicalismo tradicional que en una época fuera el sustento del régimen priista.

Advirtió que un cambio democrático al interior del sindicato magisterial es incierto porque está dividido. Por un lado está la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que se ha movido por más de 30 años por la izquierda con liderazgos radicales, como se ha visto en Oaxaca, Michoacán y otros estados; para Peña Nieto es muy riesgoso que al interior del sindicato se dirima el relevo de forma totalmente abierta.

Habrá que ver la operación fina, el paso siguiente para saber si no se trata de un golpe como los tradicionales de gobiernos priistas, consistente en quitar un líder sindical corrupto que no les parecía funcional para poner otro a modo, o si correrán el riesgo de que la base sindical decida, afirmó.

Becerra Chávez sostuvo que habrá que ver las siguientes acciones para con otros líderes corruptos y si los partidos de oposición retoman la coyuntura para dialogar con el presidente y llamar a rendir cuentas a otros dirigentes sindicales particularmente el petrolero, pues con ese liderazgo ninguna reforma valdrá la pena para Pemex.

Si bien la reforma educativa está hecha y publicada en el diario oficial, falta la reforma secundaria, la reforma a la ley general de educación, así como crear el consejo evaluador, por ello el golpe se explica en este momento porque se tienen que incorporar a todo el liderazgo magisterial las voces de las corrientes reales en esta reforma, pero sin el factor distorsionador de la maestra Gordillo.

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