La ciencia desde el Macuiltépetl: ¿Investigación o Ciencia?

Oscurantismo


 

Manuel Martínez Morales

La distribución desigual de la ciencia moderna entre los pueblos de la Tierra nos ha colocado al borde de la extinción. Este desastre puede ocurrir a causa de un aumento creciente de oscurantismo habitual que menoscaba esa ciencia de la cual ahora dependemos, o porque el competidor pone en juego estrategias que arruinan los modelos de conocimiento que manejamos nosotros y nos fuerza a desempeñarnos en situaciones en las que nuestra manera de interpretar el mundo resulta menos que inservible…

Estas son algunas de las conclusiones a que llega Marcelino Cereijido -distinguido investigador, divulgador y crítico de la ciencia- en su libro La ciencia como calamidad. Un ensayo sobre el analfabetismo científico y sus efectos.

En su libro, Marcelino Cereijido se concentra en cómo hizo el Primer Mundo para conseguir desarrollar su ciencia moderna y cómo fue fallando el Tercer Mundo en desarrollar la suya. Pero es muy claro en cuanto a que no se debe tener la impresión de que ambos mundos fueran “analogables a dos corredores olímpicos que, simplemente, corren a distinta velocidad, pero no aplican trucos sucios para demorar al contrincante…El colonialismo siempre ha impedido el desarrollo del conocimiento y la tecnología del dominado.”

Cereijido sostiene que el analfabetismo científico prevaleciente en los países subordinados –como México- ha sido fomentado intencionalmente por las naciones dominantes como una forma de asegurar su hegemonía económica, política y cultural. Dice que incluso nuestros estudiosos y escritores más distinguidos participan en el oscurecimiento de la mente de sus compatriotas del Tercer Mundo.

En otro de sus ensayos, Cereijido afirma: “Latinoamérica tiene (un poco de) investigación, porque eso depende de unos miles de personas entrenadas y exitosas, pero así y todo no tiene Ciencia (en el moderno sentido de la palabra), porque esta requiere una cierta manera de interpretar la realidad, que nuestras sociedades jamás han desarrollado. El tomar ‘Ciencia’ como sinónimo exacto de ‘investigación’ y de ‘conocimiento’, nos lleva a confusiones que nos mantienen en la miseria. Pero hay maneras de superar esta situación, comenzando por que, aquellas personas a quienes les damos el título de ‘Doctor en Ciencias’, conozcan al menos su naturaleza, su historia, por qué algunos pueblos la tienen y otros en cambio no. El lema debe ser que al menos ese mundillo que hoy rodea a la investigación (técnicos, administradores, divulgadores, legisladores, empresarios) adquieran esa visión de la realidad, sin la cual la Ciencia no puede surgir ni prosperar.” (Países con investigadores pero sin Ciencia; en  www.ciencia.cl/CienciaAlDia/volumen4/numero1/articulos/index.html)

Es realmente monstruoso –dice Cereijido- que sigamos otorgando doctorados en ciencia, a muchachos a quienes sólo hemos instruido en el uso de un espectrofotómetro y en el manejo de la bibliografía, pero que no tienen siquiera una idea remota de qué es la Ciencia, cuál es su estructura y su inserción en la sociedad. Prueba de ello es que caen en tonterías postmodernistas, como la de afirmar que ‘la Ciencia no ha cumplido sus promesas’, como si en la naturaleza de la Ciencia hubiera algo que le permita hacer promesas. Algunos de nuestros países están haciendo un esfuerzo realmente excepcional por divulgar la Ciencia. Pero por ahora se concentran en ‘los hechos’ de la Ciencia: fotos de galaxias, bacterias que comen petróleo, computadoras que juegan al ajedrez. Pero jamás divulgan qué es la Ciencia, cuál es su estructura, cómo funciona, por qué Latinoamérica no la tiene, por qué se ponen funcionarios economicistas a manejarla.

Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.

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