Este lunes, la Universidad Veracruzana (UV), a través de los cuerpos académicos (CA) Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación realizaron el VIII Foro de Ciencia, Tecnología y Sociedad en la USBI-Xalapa, donde Cristina Díaz González habló sobre la importante relación de la ciencia y el arte.

Cristina Díaz González, integrante del CA Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación, habló entre otras cosas de unos de los elementos básicos de la divulgación, el artículo científico, el cual, debido a los paradigmas académicos dejan fuera toda la parte imaginativa, emotiva y de vivencias cotidianas que los grupos de científicos viven día a día, asimismo, están escritos de forma impersonal, lo cual influye en la comprensión del texto y no es susceptible de ser divulgado.

La necesidad de un entrenamiento y un lenguaje particular para entender un texto científico es muy difícil, en cambio una narrativa de estas vivencias, de estos factores afectivos, son elementos que facilitan la comunicación a los no especializados, incluso para colegas de otras áreas como las humanidades.

Aunque la separación entre ambos lenguajes es clara y parece difícil de sortear, puede reducirse, porque al ser ignorantes los científicos en cosas de artes y los humanistas en cosas de ciencia, se puede bien complementar estos conocimientos para hacerlos más accesibles, ya que esto no solo influye en la divulgación de la ciencia sino, en la enseñanza, porque al no saber o usar la imaginación para acercar los jóvenes a la ciencia, a veces, o muchas veces, estos pierden el interés.

Es decir, que no hay una educación científica desde las preparatorias interconectada con las artes ni la vida cotidiana, a veces se les enseña como una historia de memoria y no se relaciona en su vida, falta una actualización en la enseñanza de la ciencia, cambiar el formato, usar charlas, material, trasmitir la emoción de estas áreas del conocimiento.

Díaz González dijo que si la enseñanza le diera peso a las ideas y a la creatividad detrás de los modelos científicos, para hacer énfasis en el lado humano de la ciencia, los jóvenes podrían asimilarla mucho mejor. También es necesario entender que la ciencia no debe estar separada del arte. Ante este panorama, Díaz González mencionó a uno de los personajes más interesantes de la química, del cual ella se declaró fan, Roald Hoffman, que trabaja en la difusión de la química y se ocupa no solo de la síntesis química si no que habla de lo sublime en la belleza de las moléculas químicas, como el fullereno, que cita como entidad bella por el criterio de simetría.

Hoffman es un personaje muy especial porque se ha inspirado en la ciencia y la ha relacionado con el arte, además reúne muchos intereses, porque en adición a su Premio Nobel de la Química, es ensayista y dramaturgo, por ejemplo, escribió la obra Oxigeno, en la que representa las relaciones de competencia y de amistad entre algunos científicos importantes, y lo interesante es que los protagonistas son las esposas, así que muestra el lado vivo de hacer ciencia, y para rematar también escribe poesía.

Díaz González instó a los asistentes y colegas a conocer a este personaje y a adentrarse en las relaciones con las artes, y más que nada a usar la imaginación y divertirse, a darle un giro al pensamiento científico.

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