Jerome Rothenberg, José Vicente Anaya, Elsa Cross, Fernando Solana Olivares y René Garduño, respectivamente, desarrollaron el Foro Inaugural del Primer Encuentro de Ecocrítica y Ecopoética “En ti la tierra”, el viernes 21 de marzo en el Museo de Antropología de Xalapa de la Universidad Veracruzana (UV).

El ejercicio académico, organizado por esta institución a través de la Dirección General de Difusión Cultural, entabló un diálogo entre las distintas ramas de la ciencia, las humanidades y las artes, con el fin de replantear las relaciones que existen entre el ecosistema y las formas en que éste ha sido representado culturalmente a lo largo de la historia.

Fernando Solana, profesor del Centro Universitario de los Lagos de la Universidad de Guadalajara, escritor y editor, compartió el texto “Nueve notas ecocríticas”, en cuyas líneas razonó algunas circunstancias de “nuestra disparidad o distanciamiento con la naturaleza”.

Por ejemplo, en la nota seis puntualizó que “el capitalismo salvaje neoliberal es producto de una maligna abstracción: el dinero. Que continúa siendo hegemónica a través de los medios masivos de comunicación y de las estructuras reproductoras de ideología (familia, religión, escuela, opinión comunal).

”Ha implantado una mente colectiva basada en el pensamiento único del consumo desenfrenado, en la democratización del deseo, no en su satisfacción, en la consagración del principio del placer como fin vivencial…”

Enseguida, René Garduño, geofísico del Centro de Ciencias de la Atmósfera de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), citó ejemplos de la unión de la ciencia y el arte, como la obra de José María Velasco (considerado uno de los más grandes paisajistas del siglo XIX). “Era un naturalista”, dijo de él.

Por otro lado, criticó “el desprestigio de la lluvia”, y cuestionó “¿por qué el buen tiempo es el cielo raso?”. Enseguida explicó que el ciclo meteorológico es un “maravilloso” y “gratuito” mecanismo de transporte, bombeo y destilación del agua, por ello es necesario darles su valor a las nubes.

En ese sentido, hizo un exhorto a los escritores, a los poetas, “a quienes saben decir las cosas bonito”, para recuperar el prestigio de la lluvia, del agua en la atmósfera, “que es la manifestación más clara del ciclo hidrológico”.

En su intervención, José Vicente Anaya, poeta, ensayista, traductor y periodista cultural, leyó tres fragmentos de su poemarioHíkuri (peyote en rarámuri), cuyos versos son “literalmente un viaje por muchas partes de nuestro país”.

Esta pieza literaria tiene versos en español y rarámuri, que su autor –de pie– compartió al auditorio como si estuviera en el sagrado ritual de los llamados “pies corredores”.

En su intervención Elsa Cross, poeta, traductora literaria y ensayista, profesora de Filosofía de la Religión en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, compartió “La naturaleza y lo sagrado en la poesía”.

Citó que los desastres naturales, cada vez más frecuentes, “obedecen a la ruptura del orden natural a causa de la voracidad imparable de algunas naciones y sus empresas”. Las consecuencias son impredecibles, pues se trata de una situación inédita, añadió.

“Yo tengo, sin embargo, una actitud optimista, y siento que la naturaleza y la vida misma se las arreglarán para salir adelante, pero también sé que lo harán más pronto y mejor, si cada uno de nosotros toma su parte de responsabilidad aún en su pequeña esfera cotidiana.”

El foro lo cerró Jerome Rothenberg, poeta y una de las figuras más representativas de la corriente ecocrítica, así como un referente que destaca la ritualidad primitiva y moderna de la poesía y creador del concepto “etnopoesía”.

El originario de Nueva York, estudioso y divulgador de la literatura de los llamados “pieles rojas” de Estados Unidos, vinculó la ecopoesía con la etnopoesía.

“La poesía se encuentra literalmente en todas partes. Implica un sentido extremadamente complicado acerca del empleo de materiales y estructuras. En todas partes implica la relación fina de múltiples elementos.”

Además de leer un poema de su extensa obra, tocó y cantó un tema de los indios séneca, de Estados Unidos.

Los comentarios están cerrados.