La sonda espacial Rosetta, ahora en busca de los orígenes de la vida


Viajamos al cometa Churyumov-Gerasimenko. El pequeño robot Philae ha encontrado en su superficie algunos tipos de moléculas orgánicas consideradas como los elementos fundamentales de la vida.

La misión Rosetta ha escrito un nuevo episodio de nuestro conocimiento del origen del universo. Los equipos de la Agencia Espacial Europea (ESA) están preparando ahora la siguiente etapa.

El cometa Churyumov-Gerasimenko ha alcanzado su perihelio, su posición más cercana al sol, en su órbita de seis años y medio.

Es un momento importante científicamente, ya que el calor del sol hace que el hielo se derrita y se convierta en gas y polvo.  Rosetta ha sido posicionada en un lugar más seguro, alejándose del cometa hasta orbitar a 300 kilómetros de su superficie.

Stephan Ulamec es el director de este centro de aterrizaje: “Cuando un cometa se estabilice y no haya tanto polvo en la superficie, podremos hacerla descender más cerca del núcleo y habrá posibilidades de restablecer comunicación con Philae”.

El robot Philae, que aterrizó en el cometa hace 9 meses, llamó a la Tierra por última vez el 9 de julio a través de Rosetta. Desde entonces ambas han estado demasiado lejos para repetir la conexión.  “Por supuesto soñamos con restablecer el contacto y recibir datos sobre la superficie de nuevo. Por ejemplo imágenes que nos muestren diferencias en la superficie con respecto al terreno que vimos en noviembre”, añade Ulamec.

Las cámaras de euronews entran en un lugar donde apenas se autoriza a filmar: el centro de comunicación con Philae en Colonia, Alemania. Allí mantienen la esperanza y la confianza en que volverán a captar la señal del robot. Hasta el 21 de septiembre habrá esperanzas de retomar el contacto con Philae.  “Dos veces al día, durante períodos que duran aproximadamente una hora y media o dos, mandamos señales al módulo de descenso para restablecer el contacto”, explica Cinzia Fantinati, que trabaja en este proceso.  Si Philae responde y puede usar sus instrumentos, los científicos tendrán una última oportunidad para hacer importantes experimentos.  “Junto al resto de la comunidad científica hemos preparado una serie de secuencias que llevaremos acabo cuando se recupere el contacto. También queremos hacer cosas más complicadas, como tratar de taladrar si es posible”, dice Fantinati.

La misión Rosetta, que empezó en 2004, ha sido extendida nueve meses, hasta septiembre de 2016. Esto significa que a la enorme cantidad de datos recogida hasta ahora se van a unir muchos más. Y llevará años analizarlos.

No obstante las oportunidades de recoger datos serán más y más limitadas puesto que el cometa se alejará del sol y la luz no será suficiente para recargar las baterías de Rosetta y Philae.
Matt Taylor, científico de la ESA, explica cómo es posible: “Si nos limitamos solamente a intentar escuchar a Philae, perderemos mucha de la ciencia de la misión orbital. Tenemos que equilibrar todo: escuchar al módulo de aterrizaje y también otras mediciones, que son únicas. No podremos volver y repetirlas. Tenemos que estar en el lugar correcto en el momento justo para estas observaciones”.

Los análisis de Philae en su descenso sugieren que los cometas pueden tener la clave de los ingredientes que crean la vida.  “Hemos encontrado una gran variedad de moléculas orgánicas, que ahora tiene que ser encajada en nuestras teorías del origen de la vida. Cómo los azúcares, los aminoácidos pueden formarse en la tierra cuando todo ese material orgánico, moléculas prebióticas, llegó en cometa a la Tierra”, dice Ulamec.  “Sí, tenemos material orgánico. Pero es importante destacar que no son organismos vivos. Son, digamos, los ladrillos que si se ponen juntos crean la vida”, aclara Taylor.

Al mismo tiempo el mismo equipo de la ESA que llevó a Rosetta a su cita con el cometa hace un año ya ha decidido cómo terminará la misión de la sonda espacial…  Andrea Accomazzo es el director de vuelo de Rosetta: “Las últimas semanas la sonda empezará a hacer un descenso en espiral hacia la superficie del cometa, así que esperamos poder volar muy cerca, por debajo de los 10 kilómetros de altura, por lo que puede que tomemos imágenes espectaculares de cerca… y después la dejamos a su suerte. O aterriza o se estrella contra el cometa”.

Un año después de que Rosetta entrara en la órbita del cometa y nueve meses después del aterrizaje de Philae, la misión ha incrementado rápidamente nuestro conocimiento de este tipo de cuerpos celestes, pero también ha atraído la atención hacia la exploración espacial.  “Es muy emocionante también ver los resultados de 20 años de trabajo volver como señal de radio desde la nave nodriza, desde Rosetta”, concluye Ulamec. Taylor le secunda: “Yo, incluso aunque hayamos estado aquí tanto tiempo, estoy esperando el fin de la misión. Es el objetivo por el que estamos aquí, para ver su órbita completa”. Accomazzo comparte esa opinión: “Rosetta ha sido una de las misiones espaciales más fántásticas realizadas. Desde un punto de vista científico ha sido explorar un mundo totalmente inexplorado. Desde mi punto de vista… esta misión ha atraído mucha antención por todo el mundo, ha levantado muchas emociones y esto es algo que quedará en nuestros corazones”.

(ESA)

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