Debido a que los huracanes son fenómenos meteorológicos complejos -pues se trata en primer lugar de un sistema con fluido en movimiento: aire y humedad y que además está relacionado otros sistemas- a la fecha se utiliza una amplia variedad de modelos a partir de los cuales se elaboran los pronósticos oficiales de trayectoria e intensidad.

En entrevista para la Academia Mexicana de Ciencias, Luis Farfán Molina, investigador del Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE) Unidad La Paz, en Baja California Sur, comentó que los sistemas actuales de predicción de trayectorias de ciclones tropicales son buenos. “Hay mucha experiencia del Servicio Meteorológico Nacional y del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, para dilucidar primero dónde están ocurriendo estos eventos y predecir qué comportamiento van a tener tanto de viento como de lluvia”.

De ahí que en el reciente huracán “Odile”, que tocó tierra el pasado 14 de septiembre en la península de Baja California Sur, se tuvieron pronósticos que permitieron informar a la población de lo que estaba sucediendo, movilizarla y así disminuir las pérdidas humanas, dijo.

Sin embargo, el doctor en ciencias atmosféricas aclaró que las investigaciones en este tema no se detienen y la mayoría están enfocadas en mejorar los modelos de predicción existentes para hacerlos más precisos pues todos tienen algún grado de incertidumbre y error.

Recientemente, Farfán Molina empezó a trabajar con el modelo denominado Investigación y Pronóstico del Tiempo de Huracanes (HWRF, por sus siglas en inglés) desarrollado en el 2007 por la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, el cual utiliza un equipo de cómputo muy potente para procesar una gran cantidad de datos. El Servicio Meteorológico Nacional de México usa el modelo WRF, que es una versión anterior y que no es específica para la predicción de huracanes.

“Lo que estamos haciendo es familiarizarnos con este modelo para saber qué resultados arroja al hacerle los ajustes necesarios, sobre todo, porque si queremos repetir el pronóstico de un evento ya no tenemos que pedir al gobierno de Estados Unidos que lo haga para nosotros. Además, este resultado lo podemos comparar con el pronóstico del HWRF realizado en tiempo real y ver si éste fue bueno o no. De esta manera, si el Servicio Meteorológico Nacional llegara a utilizarlo más adelante, le podremos decir qué aspectos positivos y negativos le encontramos al modelo, y en qué lo pueden utilizar”.

Farfán Molina aplicó el modelo HWRF para el estudio de la trayectoria que siguió “Odile”, que inició el pasado 10 de septiembre como la depresión tropical 15-E y que en pocos días se convirtió en tormenta tropical que empezó a desplazarse al noroeste, intensificándose a la fuerza de huracán antes de alcanzar su pico de intensidad.

A poco más de 12 horas antes de entrar a tierra, escribió Farfán en un comunicado del CICESE publicado el 22 de septiembre, “Odile” alcanzó una intensidad máxima de huracán categoría 4 con velocidad máxima de viento de 215 km/h. Por la noche del día 14, a la hora local 22:45, su centro entró a tierra por la costa sur de la península entre las poblaciones de Cabo San Lucas y San José del Cabo. Se presentaron periodos de lluvia intensa y se midieron vientos máximos en el rango de 140-190 km/h en Los Cabos, lo que causó daños considerables a la población de ese municipio.

De acuerdo con el especialista en fenómenos meteorológicos, algunos aspectos que pudieron haber influido en la intensidad de “Odile” fue que probablemente permaneció en una región donde el mar es más o menos tibio por uno o dos días antes de dirigirse a tierra, lo que pudo haber sido una manera de tomar más energía.

Sin embargo, aclaró que a partir de los trabajos que hay y de las mediciones realizadas, es posible ver que hay otras condiciones en la atmósfera que pudieron haberlo favorecido, por ejemplo una es que el aire esté húmedo, que no haya muchos cambios del viento con la altura alrededor del huracán o en su interior, o que haya otros sistemas meteorológicos cercanos. Entonces varios de esos elementos combinados pueden hacer que se haya intensificado y desplazado rápidamente.

Respecto a la pregunta sobre si el cambio climático pudo haber influido en su intensidad, Farfán Molina precisó que aunque no se descarta esa posibilidad, y que de hecho es un tema de investigación en distintas partes del mundo, se le debe de considerar como un factor más que contribuye a la formación de estos fenómenos naturales y no como un agente único.

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