El cuerpo humano es un conjunto de sistemas en el que cada célula, órgano, músculo, nervio o hueso cumple una función específica. Pero al igual que una máquina, su tiempo de vida puede reducirse si tiene un uso inadecuado o excesivo.

Sobre el tema, Elvira Morgado Viveros, investigadora en la Facultad de Biología, señaló que debemos respetar los ciclos de actividad-reposo de las células, de lo contrario morirán en un menor tiempo al marcado por la naturaleza biológica.

“Si una computadora funciona las 24 horas del día, entonces durará la mitad del tiempo estimado, y eso pasa con todos los seres vivos”, expresó.

Ante esto surgen las interrogantes: ¿qué son los ciclos de actividad-reposo y cómo se fijan y activan?

Explicó que todos los seres vivos poseen relojes biológicos (estructuras anatómicas) que “tienen la capacidad de oscilar, hacer tic tac y marcar el ritmo al cuerpo”. Estos relojes biológicos necesitan dar la hora/tiempo fijada por señales ambientales, llamadas sincronizadores. Las variaciones en la función biológica, adaptadas a las señales ambientales, se denominan ritmos.

“La importancia de los ritmos radica en que nos mantienen en actividad y descanso, porque no podemos trabajar constantemente las 24 horas del día, de lo contrario la vida de las células y de nuestro organismo se reduce.”

Sin embargo, aclaró que existen ritmos con diferentes duraciones, de acuerdo a la función del ser vivo y de las señales ambientales. Estas últimas pueden ser el ciclo luz-oscuridad, la interacción social, la hora de comida, los campos electromagnéticos, la temperatura, la humedad, las mareas, entre otras.

“Al final la duración  dependerá de la función del ser vivo; así, tenemos ritmos que duran unos cuantos segundos, minutos, meses e incluso años”, refirió.

Un ritmo circadiano, señaló, es aquella variación o adaptación de un proceso fisiológico, biológico, químico y conductual de los seres vivos que tiene lugar en un periodo entre 22 y 31 horas. Y éstos deben ser endógenos, genéticos y persistentes.

Un ejemplo de ritmo circadiano es la secreción de la hormona melatonina, encargada de indicar al cuerpo el momento de dormir; otra muestra es la hormona cortisol, que proporciona energía a todo el cuerpo, y también hay un ritmo en la temperatura corporal, que no varía a lo largo del día.

 

Cronodisrupción

Todos los seres vivos están sometidos al ciclo de luz-oscuridad ambiental, derivado  por la rotación de la Tierra, el
cual determina las actividades que desarrollan durante el día y la noche.

Sin embargo, desde la invención de la bombilla eléctrica en 1879, las horas del día se han alargado al igual que las actividades laborales, sociales y de entretenimiento; mientras que las noches cada vez son más cortas y tenemos menos horas para descansar, lo cual puede ser peligroso para el funcionamiento adecuado del cuerpo humano.

Esta alteración en los ritmos del cuerpo es conocida entre los cronobiólogos como cronodisrupción.

Por ejemplo, la glándula pineal sabe que al haber oscuridad debe empezar a secretar melatonina para indicar al resto de los órganos y células que deben reducir su actividad porque el sujeto debe descansar, refirió Morgado Viveros.

Otra muestra es la glándula pituitaria, que durante la noche secreta la hormona del crecimiento, la cual, en la etapa adulta, se encarga de degradar las grasas almacenadas en el cuerpo.

La hormona cortisol, añadió, estimula la formación de glucosa por la mañana, a partir de las proteínas almacenadas durante la noche, a fin de proporcionar la energía suficiente para que el sujeto se levante y desayune.
No obstante, algunas personas hacen lo contrario: se despiertan y duchan rápidamente para ir a trabajar, omiten el desayuno y pasan periodos prolongados de ayuno.

Si los ritmos del cuerpo no se respetan, precisó Morgado Viveros, se confunden, alteran e inhiben todas las funciones realizadas por las células, hormonas y órganos durante la noche y el día, lo cual ocasionará enfermedades a corto y mediano plazo.

“La principal alteración que ocasiona la luz artificial es que nuestros días son más largos, dormimos pocas horas y no respetamos los periodos de descanso biológico. Esto provoca la cronodisrupción; es decir, al alterarse los ritmos de descanso nuestro cuerpo ya no sabe a qué hora debe trabajar, que es la función principal de los ritmos”, subrayó.

Aunado a lo anterior, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), especialmente los dispositivos móviles, influyen en los hábitos del sueño al mantener a la persona despierta por más tiempo.

El sueño, explicó, tiene diferentes fases y la más importante es la del sueño profundo, señal que los relojes biológicos toman como guía para indicar que el sujeto está descansando y que las hormonas pueden empezar a trabajar. Si no se llega a esta fase, las consecuencias son negativas.

La investigadora añadió que las actividades sociales, que se prolongan cada vez más, disminuyan las horas de sueño y generan un desplazamiento de horarios llamado jet lag social.

 

Las secuelas

El hecho de tener días más largos y descansar menos horas no sólo ocasiona cansancio y somnolencia: las secuelas en el cuerpo humano pueden ser graves e irreparables.

No tener un horario fijo para ingerir los alimentos altera el proceso de degradación-absorción de nutrientes; es
decir, los intestinos ya no saben a qué hora secretar enzimas y entrar en actividad, lo que provoca síndrome metabólico, intestino perezoso, colitis, gastritis, enfermedades cardiovasculares y crónico-degenerativas y, en casos extremos, tumores cancerígenos en el intestino.

“Estos padecimientos son muy comunes entre la población latinoamericana que carece de horarios establecidos para comer y pasa por largos periodos de ayuno, a diferencia de los anglosajones que son muy puntuales para comer.”

De igual manera, exponerse a la luz artificial por largos periodos y no respetar el ciclo de descanso pueden causar de la formación de tumores cancerígenos, especialmente de mama y de colón.

 

Reajuste de los ritmos circadianos

Para reajustar los ritmos no sólo es necesario dormir ocho horas diarias o respetar los ciclos de
descanso durante los fines de semana y en temporada vacacional. Esto puede ayudar, pero no es suficiente, dijo Morgado Viveros.

Para prevenir o disminuir la gravedad de los padecimientos derivados de las alteraciones rítmicas, recomendó establecer horarios fijos para comer, dormir y despertar.

Lo ideal, puntualizó, sería evitar los periodos de ayuno largos y tener un horario fijo para desayunar, comer y cenar. Científicamente está comprobado que es la mejor solución para reajustar los ritmos circadianos, además de que reduce de manera considerable la obesidad, el síndrome metabólico, e incluso algunos tipos de cáncer.

“Se ha visto que el tamaño del tumor ha reducido significativamente en los animales con cáncer de colon, a los que se les establece un horario fijo de comida y no reciben tratamiento médico”, ejemplificó.

Por lo tanto, dijo, el desayuno tiene que ser sustancioso, porque el cuerpo necesita de mucha energía para estar activo a lo largo del día. Además el metabolismo está más activo y puede degradar con facilidad las grasas.

En cambio, la comida debe ser poca y contener muchas proteínas y pocos carbohidratos. Puede consistir
en una sopa de pasta, arroz o carne, sin cargarla de grasa.

En la cena no se deben ingerir frutas, porque tienen altas cantidades de azúcar. En cambio, debe contener proteínas, porque son fácilmente asimiladas y degradadas por el organismo durante la noche.

“Necesitamos grasa tanto vegetal como animal. Nuestras células son animales y necesitan colesterol proveniente de los animales, por eso debemos consumir alimentos de origen animal a las horas y en las cantidades adecuadas”, reiteró.

Elvira Morgado relató que su interés en la investigación y estudio de los ritmos circadianos surgió tras asistir
a una conferencia dictada por Mario Caba, especialista en la materia.

“Es un tema que tiene mucho que ver con la capacidad adaptativa de todos los seres vivos ante los cambios del ambiente en el que vivimos”, expresó.

Actualmente desarrolla en la Facultad de Biología un proyecto de investigación sobre la cronodisrupción en los mamíferos, para ello trabaja con conejos alimentados en diferentes horarios.

* Elvira Morgado Viveros es profesora-investigadora en la Facultad de Biología y egresada de la Facultad de Química Farmacéutica Biológica (QFB). Tiene Maestría y Doctorado en Neuroetología y realizó su estancia posdoctoral en la Universidad de Columbia, Nueva York

Los comentarios están cerrados.