A través de un novedoso proceso biotecnológico, la Universidad Autónoma Metropolitana Unidad Iztapalapa (UAM-I), procesa los residuos pesqueros, principalmente de camarón, jaiba y calamar gigante, para obtener polímeros naturales como la quitina y el quitosano, que son aprovechables en la medicina, la industria cosmética y la farmacología. Keiko Shirai Matsumoto, responsable del Laboratorio de Biopolímeros de la casa de estudios y titular de la investigación, señaló que la idea es aprovechar estos recursos que hasta el momento están subutilizados y generan problemas de contaminación, lo cual puede modificarse si se usan como materia prima para la obtención de quitina y quitosano, que se aplican en diferentes industrias.

Por mencionar un ejemplo, la producción total de camarón en 2011 en México fue de 184 mil 123 toneladas, de las cuales, hasta 45 por ciento son desechos, es decir, el insumo para la producción de quitosano. El camarón por su volumen se encuentra posicionado en segundo lugar de producción pesquera; sin embargo, por su valor, se encuentra en el primer sitio, con una tasa media de crecimiento anual de 6.24 por ciento en producción.

De acuerdo con Shirai Matsumoto, en el campo de la medicina, el quitosano tiene una aplicación importante debido a que no es tóxico y es citocompatible, es decir, que no genera daño a las células. De esta forma, se maneja como hidrogeles para lentes de contacto, en materiales de curación, como  soportes para heridas y quemaduras -ya que coadyuvan a una buena cicatrización-, así como en vacunas transdérmicas y liberación controlada de fármacos en regiones específicas del cuerpo.

Destacó que las industrias minera y metalúrgica pueden recurrir al quitosano para el saneamiento de aguas residuales, ya que absorbe metales pesados y colorantes formando lodos biodegradables, a diferencia de sustancias químicas que usan tradicionalmente.

 

Asimismo, indicó que la industria cosmética utiliza el quitosano para la elaboración de champús, cremas corporales, geles para el cabello y maquillajes, debido a que posee propiedades humectantes para la piel.

Además, dice, se usa en la industria de alimentos para el recubrimiento  de frutas, verduras, hortalizas y semillas, para protegerlas contra insectos y hongos, ya que funciona como agente antimicrobiano no tóxico, a diferencia de algunas ceras químicas empleadas convencionalmente. Con estos polímeros se pueden preparar películas con aplicación en otros alimentos como quesos.

También es benéfico para clarificar jugos, ya que absorbe a carbohidratos y proteínas; y, es usado en la producción de suplementos alimenticios que sirven para reducir peso corporal y mejorar las articulaciones.

La especialista de la UAM Iztapalapa comentó que el proceso tradicional para obtener quitina y quitosano es a través de sustancias corrosivas como hidróxido de sodio y ácido clorhídrico, que ocasionan un problema de contaminación por la liberación de efluentes peligrosos, sin embargo, su investigación biotecnológica permite la obtención sustentable de productos de calidad, además de reducir los costos de producción por el menor uso de insumos.

De esta forma, la investigadora de la UAM Iztapalapa señala que la Universidad se encuentra a la vanguardia en la obtención de estos polímeros de forma biotecnológica, y está lista para la transferencia de las patentes a las empresas interesadas, al ser un proceso rentable y factible de acuerdo al plan de negocios.

El procedimiento, comenta la doctora Keiko Shirai, emplea microorganismos como cultivo iniciador y enzimas que se encargan de purificar de forma suave la quitina, hasta obtener los biopolímeros.

En la actualidad el laboratorio de Biopolímeros, en conjunto con el Instituto Nacional de Rehabilitación, reciben financiamiento del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal y del Fondo sectorial Salud del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para investigar las propiedades químicas y biológicas de estos compuestos.

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