Después de un viaje de más de 10 años, el 6 de agosto de 2014 (fue lanzado el 2 de marzo de 2004), el cazacomentas Rosetta llegó al cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko.
Las cosas marchaban conforme a lo previsto y se debía preparar lo necesario para que el instrumento Philae aterrizará sobre el cometa, para estudiarlo.
Tras el encuentro, Rosetta empezó dos meses de mapeo extensivo de la superficie del cometa y realizó mediciones de su gravedad, masa y forma. además de realizar observaciones de su cauda, su atmósfera de polvo y gas. La nave también analiza su ambiente de plasma del cometa, y su interacción con el viento solar.
Con estos datos los científicos escogieron el sitio de aterrizaje para el módulo Philae, en un punto llamado Agilkia, el cual se dio el 12 de de noviembre de 2014, como estaba previsto, pero no logró anclarse al cometa y rebotó hacia la zona de Abidos. Los responsables de la misión representaron su trayectoria en una animación, en la que se utilizaron los datos recogidos por Rosetta y Philae para reconstruir la orientación y la rotación del módulo de aterrizaje.
De hecho, dado que la gravedad del núcleo de un cometa de 4 kilómetros de diámetro es prácticamente nulo, Philae tuvo que usar arpones para sujetarse, los cuales pudo aplicar después de rebotar hacia el espacio dos veces cuando llegó a la superficie del cometa .
Los instrumentos científicos del modulo permiten analizar la superficie del cometa, su composición y datos de temperatura, así como los gases y el polvo emitido desde el núcleo y su interacción con el viento solar.
Solo contactos intermitentes
Se esperaba que a medida que el cometa se aproximase al Sol, de camino hacia el perihelio, punto que alcanzó en agosto de 2015, Philae recibiría suficiente energía para volver a activarse. De hecho, se estableció contacto con el módulo el 13 de junio, pero sólo se pudieron realizar ocho contactos intermitentes entre esta fecha y el 9 de julio.
El problema fue que la mayor proximidad al Sol también provocó el aumento de la actividad del cometa, forzando a Rosetta a alejarse varios cientos de kilómetros por motivos de seguridad, más allá del alcance de la radio de Philae.