En el Centro de Investigaciones Cerebrales (CICE), el Dr. Genaro Coria estudia la neurobiología sexual del cerebro, sus investigaciones han demostrado que hay muchos estímulos que forman nuestra preferencias sexuales combinando lo aprendido y lo biológico.
El Dr. Coria explica que uno de los experimentos que dirige en el CICE para investigar la relación entre lo que aprendemos y nuestra naturaleza en las preferencias homosexuales, los ha practicado en ratones, para tratar de entender por qué una persona prefiere sexualmente a alguien de su mismo sexo y por qué va en contra de la propia naturaleza al rechazar la ley de la reproducción, ya que “Darwin dice que todos luchamos por reproducirnos y hasta desarrollamos ornamentas para atraer a las hembras y armamentos para combatir a la competencia. En la homosexualidad no se compite por las hembras sino por los machos, rompiendo el esquema de la selección sexual”, explica el Dr. Coria.
Como parte de la investigación se utilizan ratas adultas para inducirles un comportamiento homosexual y observar los mecanismos de esta conducta. Los estudios han relacionada algunos neurotransmisores que participan en los mecanismo de preferencia, como la dopamina y oxitocina, que están involucrados en la atención, en la sensación de bienestar o cuando recibimos alguna recompensa.
En el laboratorio, el Dr. Coria y su equipo manipulan la producción de la dopamina en los roedores, inyectándoles un derivado de ésta, para que experimenten cambios en su cerebro, se sientan bien; por lo que al ponerlos a convivir con otros machos, se condicionan para asociar estos cambios placenteros con la compañía. Después de hacer esto unas cuantas veces, el ratón ya no necesita ser inyectado y por sí sólo se inclina hacia el compañero del mismo sexo.
Posteriormente, para poner a prueba el experimento, colocan a los ratones condicionados en un túnel en forma de T, de una lado hay una hembra y en el otro, un macho; todos los ratones condicionados se dirigen al macho y muestran conductas homosexuales, como erecciones con su compañero, a diferencia de un macho control que tiene erecciones al detectar a la hembra.
Esto nos dice que la manipulación de un solo trasmisor, como la dopamina, puede lograr que se forme un tipo de preferencia, eso se hace más interesante cuando consideramos que hay muchas drogas que participan en el sistema dopaminérgico, por ejemplo, las metanfetaminas y la cocaína, que liberan dopamina en el cerebro, por lo que es probable que se formen ciertas preferencias, ya sea de pareja o amistosas con un individuo con el que se pasa mucho tiempo mientras se produce una gran cantidad de dopamina, debido a la droga.
Otro aspecto que resulta interesante es que en la infancia nuestro cerebro es como una esponja, podemos aprender y es cuando nos condicionamos a muchas cosas que llevamos hasta la adultez, y lo que revelan estos experimentos es que se puede reactivar este estado, como abrir una puerta del tiempo, para que el cerebro vuelva a ser como una esponja, listo para aprender de nuevo,
Las personas forman vínculos al pasar muchos tiempo con alguien, al hacerlo hay cambios que se producen en nuestro cerebro, naturalmente sucede de una forma lenta, pero hay catalizadores que aceleran estas preferencias o vínculos, por ejemplo, la recompensa del acto sexual, el cual está acompañado de una gran producción de dopamina, oxitocina, serotonina, vasopresina y opioides, este evento también funciona como un condicionamiento, llegamos a hacer cosas para obtener la recompensa sexual, algo parecido al experimento con el ratón, que elige a los machos porque se siente bien, así que también nos condicionamos sin darnos cuenta, esto puede desaparecer con el tiempo, pero explica un poco por qué es difícil alejarse de algo o alguien que preferimos.
Por otro lado, la creación de vínculos o simpatía, también sucede en otras situaciones, como en momento de estrés o mucha ansiedad, ya que el estrés hace algo parecido al sexo, liberando dopamina, y opioides al pasar la fuente de estrés, por lo que la persona que compartió la experiencia genera una cierta afinidad, simpatía y hasta un vínculo fuerte.
De lo que nos hablan estos experimentos es de la plasticidad de nuestro cerebro, cómo puede cambiar, aprender, asociar, al punto de afectar la conducta y alterar algunos ciclos naturales, sobretodo, nos hablan de que nuestras preferencias se determinan por una multiplicidad de elementos que hacen de la mente humana uno de los grandes misterios de la ciencia.