Las atletas femeninas son tres veces más propensas a sufrir rupturas del ligamento cruzado anterior en comparación con los atletas masculinos. Esta lesión es una de las más comunes en la rodilla y el ligamento es uno de los cuatro principales con los que el fémur se conecta con la tibia.

Estudios recientes destacan las diferencias anatómicas únicas de la rodilla femenina que podrían contribuir a que las tasas de lesiones sean mayores entre las atletas, las que podrían tomarse en consideración durante las cirugías reconstructivas y los entrenamientos, de acuerdo con el artículo publicado este enero en el Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons (JAAOS).

“Ya que las atletas han aumentado su participación en los deportes, hay cada vez más estudios que demuestran su vulnerabilidad a las rupturas del ligamento cruzado anterior. Esta lesión es devastadora y representa un largo periodo de recuperación así como un lento retorno a los deportes. Así que las investigaciones se han enfocado es descubrir por qué las mujeres son más susceptibles a esta ruptura para prevenirla”, dijo Karen Sutton, profesor asistente del Departamento de Ortopedia y Rehabilitación de la Universidad de Yale.

Múltiples estudios recientes también demostraron que esta nueva información la pretemporada y los programas actuales de formación neuromuscular, que forman parte del programa de entrenamiento deportivo global, dirigido específicamente a mejorar la estabilidad de la rodilla al saltar, aterrizar o al girar, puede reducir significativamente el riesgo de lesiones en el ligamento entre los jóvenes y las mujeres.

Las características anatómicas únicas de las mujeres atletas, como un ángulo del cuádriceps o ángulo Q más amplio (donde el músculo cuádriceps se une con la rótula, entre el fémur y la tibia), podría ser una causa por la que los músculos de la rodilla reciban una fuerza mayor de empuje durante la actividad física, lo que contribuye en gran medida a las rupturas del ligamento cruzado anterior.

Estas diferencias anatómicas en la rodilla de las mujeres deberán tomarse en consideración al reconstruir el ligamento, dijo la doctora Sutton. Generalmente las mujeres tienen una muesca intercondilar en forma de A más pequeña que los hombres, es decir, el surco profundo entre los extremos redondeados del hueso del fémur, lo que hace más difícil la reconstrucción del ligamento.

“Todas la mujeres atletas que inician desde la adolescencia deben aprender las técnicas adecuadas de entrenamiento para evitar lesiones. Esto incluye una forma apropiada de aterrizar, fortaleciendo los músculos que protegen el ligamento cruzado anterior, como los centrales, los glúteos, cuádriceps y los músculos isquiotibiales, así como trabajar en la reacción del cuerpo al cambiar de dirección y cambio de velocidad”, dijo Sutton.

 

Referencias:

 

K. M. Sutton, J. M. Bullock. “Anterior Cruciate Ligament Rupture: Differences Between Males and Females”. Journal of the American Academy of Orthopaedic Surgeons.

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