¿Por qué hubo una repentina caída en la incidencia de la lepra al final de la Edad Media? Para responder a esta pregunta, expertos de la Universidad de Tubinga en Alemania y la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza) han liderado la reconstrucción de los genomas de cepas medievales del patógeno responsable de la enfermedad.
Las conclusiones, publicadas esta semana en la revistaScience, arrojan luz sobre este periodo histórico al introducir nuevos métodos para la comprensión de las epidemias.
Para ello, el equipo de científicos restauró el genoma de una docena de bacterias de la lepra de esqueletos medievales y pacientes modernos y observó que todas las cepas de M.leprae comparten un ancestro común que existió hace 4.000 años. Esto coincide con la evidencia ósea más temprana de la enfermedad en el registro arqueológico, que data del año 2.000 a. C. en la India.
Los resultados son indiscutibles para los autores. Los genomas de las cepas medievales son casi el mismo que el de las cepas contemporáneas, y el modo de propagación no ha cambiado. De hecho, los investigadores descubrieron que una cepa medieval de Suecia y Reino Unido es casi idéntica a la que actualmente se encuentra en Oriente Medio.
«Si la explicación de la disminución de los casos de lepra no se encuentra en el patógeno, entonces debe ser en el huésped, es decir, en nosotros, así que ahí es donde tenemos que mirar», explica Stewart Cole, codirector del estudio y jefe del Instituto de Salud Global de la institución suiza.
Anteriores estudios indican que los humanos desarrollaron resistencia a la enfermedad, ya que las condiciones eran proclives a un proceso de selección natural: una muy alta prevalencia de lepra y el aislamiento social de las personas enfermas.
«En ciertas condiciones, las víctimas podían ser presionadas para no procrear», apunta Cole. «Además, otros trabajos han identificado las causas genéticas que hicieron a la mayoría de los europeos más resistentes que el resto de la población mundial, lo que también da crédito a esta hipótesis”, añade.
Hasta finales de la Edad Media, la lepra era frecuente en Europa. Casi una de cada 30 personas estaba infectada. Hoy en día, la enfermedad se encuentra en 91 países de todo el mundo con cerca de 200.000 nuevos casos de infección al año.
Patógeno resistente y bien conservado
Se trata de la primera vez que un equipo de investigadores reconstruyen un genoma antiguo sin una secuencia de referencia (de novo) debido a la extraordinaria preservación del ADN del patógeno medieval.
Según los autores, esta sorprendente conservación sugiere que “el ADN bacteriano antiguo para ciertas cepas podría sobrevivir potencialmente más allá del límite teórico de un millón de años sugerido para el ADN de vertebrados”.
Referencia bibliográfica:
Verena J. Schuenemann, Pushpendra Singh, Thomas A. Mendum, Ben Krause-Kyora, Günter Jäger, Kirsten I. Bos, Alexander Herbig, Christos Economou, Andrej Benjak, Philippe Busso, Almut Nebel, Jesper L. Boldsen, Anna Kjellström, Huihai Wu, Graham R. Stewart, G. Michael Taylor, Peter Bauer, Oona Y.-C. Lee, Houdini H.T. Wu, David E. Minnikin, Gurdyal S. Besra, Katie Tucker, Simon Roffey, Samba O. Sow, Stewart T. Cole, Kay Nieselt, Johannes Krause. “Genome-wide comparison of medieval and modern Mycobacterium leprae”. Science Express, 13-Jun-2013.