Los ecosistemas centran la preocupación
Evaluar el impacto del cambio global en los ecosistemas denominados de «upwelling» es esencial para prever el futuro de los recursos marinos. Las zonas en las que se producen estas subidas de aguas profundas frías, ricas en nutrimentos, proporcionan por sí solas hasta el 20 % de la producción mundial de pescado. Desde de los años 1990, la tesis aceptada por una gran parte de la comunidad científica afirmaba que se estaban intensificando estos fenómenos. El calentamiento de las masas de aire encima de los continentes aceleraba los vientos alisios que, a su vez, reforzaban los upwellings y éstos enfriaban las aguas de superficie. Esta teoría ha sido puesta en entredicho por los recientes trabajos de los investigadores del IRD y sus colaboradores.
Un significativo calentamiento de las aguas costeras
En su nuevo estudio, realizado frente a las costas del norte y el oeste de África, los científicos han estudiado las mediciones de los vientos de los últimos 40 años y los datos de los modelos meteorológicos del litoral ibérico y de África occidental, y han comprobado que no presentan una aceleración eólica a escala regional que pueda provocar un enfriamiento significativo de las aguas costeras. Por el contrario, las imágenes de los satélites y las mediciones in situ de la temperatura de las aguas de superficie indican una clara tendencia al alza en toda la zona, a un ritmo de 1 °C por siglo. Este nuevo conjunto de datos invalida la hipótesis de un reforzamiento del upwelling de la corriente de las Canarias.
Los datos paleoclimáticos reinterpretados
Hasta ahora, los trabajos sobre este ecosistema se basaban sobre todo en reconstrucciones a partir de testigos de sedimentos marinos. Según el análisis geoquímico de éstos, los organismos planctónicos han evolucionado en un entorno cada vez más frío durante estas últimas décadas, lo que significa que ha habido una disminución de la temperatura de superficie. Con este nuevo resultado, los oceanógrafos adelantan otra explicación: la señal térmica deducida de los datos paleoclimáticos es el resultado de una migración progresiva del plancton hacia una mayor profundidad provocada, por el contrario, por el calentamiento de las aguas de superficie.
La respuesta de los ecosistemas costeros al cambio climático sigue siendo compleja ya que está muy modulada por las especificidades locales; así, otros sistemas de upwelling, como el de la corriente de California, apuntan hacia una tendencia a la intensificación y el enfriamiento de las aguas durante las últimas décadas. A escala del propio ecosistema, los efectos del calentamiento de las aguas de superficie pueden ser antagonistas; por ejemplo, pueden favorecer el crecimiento de las larvas de los peces, pero también puede aumentar el gradiente de temperatura entre aguas de superficie y aguas más profundas y modificar así la cadena alimentaria, etc. Son algunos de los numerosos temas sobre los que se deben afanar ahora los investigadores.