Aprender las palabras y las reglas de una lengua son dos problemas enlazados porque las palabras también tienen su propia estructura interna. Por eso, una vez identificada la regla de construcción, un niño podría conocer los principios de generación de nuevas palabras (verbos, adjetivos, etc.), a partir de elementos de base de la significación.
Una teoría muy compartida hoy en día es que el aprendizaje del lenguaje comienza con la identificación de un vocabulario extenso de palabras, gracias a la capacidad de calcular las relaciones estadísticas entre las sílabas del lenguaje hablado, lo que no requeriría la identificación de las reglas que rigen la composición de palabras.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Cognitive Psychology muestra que en la adquisición del lenguaje los niños buscan en primer lugar la estructura del lenguaje. Es decir, en el aprendizaje de una lengua los niños desarrollan antes una sensibilidad a la estructura de las palabras que la capacidad de análisis distributiva de la información.
Según Bonatti, «aunque parezca paradójico, los niños intentan encontrar las reglas de combinación mucho antes de poseer un vocabulario extenso»
El artículo es fruto del trabajo de Luca Bonatti, investigador ICREA del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (DTIC) y miembro del Centro de Cognición y Cerebro de la UPF, conjuntamente con Erika Marchetto, investigadora del SISSA (Italia) y del Laboratorio de Ciencias Cognitivas en París (Francia).
Sensibilidad a la estructura versus sensibilidad a la estadística
La teoría anterior a este nuevo trabajo parte de la hipótesis de que la sensibilidad a la estadística debería aparecer antes de que la sensibilidad a la estructura de las palabras. El estudio publicado por Bonatti y Marchetto muestra lo contrario, que el aprendizaje de la lengua parece ser un proceso mucho más sofisticado y que, en los niños, la búsqueda de estructura en el lenguaje es muy potente y primigenia.
Como ha manifestado Bonatti, «aunque parezca paradójico, los niños intentan encontrar las reglas de combinación mucho antes de que poseer un vocabulario extenso, como si la preocupación principal del niño que descubre una lengua fuera la identificación de su sistema generativo, más que su vocabulario».
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores han estudiado el comportamiento de niños, entre los 12 y 18 meses de edad, expuestos a lenguajes artificiales diseñados para incluir un conflicto entre los cálculos estadísticos que conducen a la identificación de palabras, y las informaciones estructurales sobre su composición.
Los autores del estudio han observado que cuando los niños están familiarizados con secuencias cortas de un determinado discurso, a los 18 meses son capaces de extraer, sean las palabras que sean, sus reglas de construcción; y los de 12 meses pueden extraer estas reglas mucho más sencillamente que las palabras.
Como ha comentado Bonatti, «este hecho prueba que lo esencial en los niños es la capacidad generativa del lenguaje, lo que los niños quieren dominar lo antes posible cuando empiezan a aprender su lengua natural». Así pues, estos resultados obligan a redefinir muchas de las presuposiciones aceptadas sobre el desarrollo cognitivo infantil precoz.
Referencia bibliográfica:
Erika Marchetto y Luca Bonatti (2013), « Words and posible words in early language acquisition «, Cognitive Psychology , vol. 67 (3), pp. 130-150.