Las hienas no solo se comunican mediante su característica risa, sino que también lo hacen con señales olfativas que segregan unas glándulas situadas bajo su cola. Un equipo de investigadores de la Universidad de Michigan (EE UU) ha demostrado que los microbios que viven en esas glándulas son los responsables del olor. Sus poblaciones varían entre especies e indican el estado reproductivo de las hembras.
Los hallazgos, publicados esta semana en la revista PNAS, demuestran que las distintas poblaciones de bacterias simbióticas que habitan en estos órganos de las hienas están relacionadas con las variaciones en la producción de los ácidos grasos volátiles que causan los distintos olores.
Los investigadores tomaron muestras de las comunidades microscópicas de las glándulas de dos especies de hienas de Kenia, las moteadas (Crocuta crocuta) y las rayadas (Hyaena hyaena). A continuación, analizaron las poblaciones de bacterias de cada una e identificaron las diferentes variedades mediante secuenciación genómica.
«Los hallazgos demuestran por primera vez que las bacterias simbióticas están detrás de los olores específicos de cada especie»
Los autores descubrieron que los microorganismos y secreciones de las dos especies de hienas eran diferentes, pero en ambos casos los grupos de microbios estaban dominados por un tipo de bacterias fermentativo que emite los gases olorosos debido a su particular metabolismo del orden Clostridiales.
Asimismo, el estudio revela que en un mismo clan de hienas moteadas, las poblaciones de bacterias y los tipos de ácidos grasos presentes en sus secreciones son distintos para los diferentes grupos jerárquicos, los machos y las hembras y, además, varían también según el estado reproductor de estas últimas.
Aunque la hipótesis del papel de las bacterias en la comunicación olorosa no es nueva, según los expertos sus hallazgos “demuestran por primera vez que las bacterias simbióticas están detrás de los olores específicos de cada especie en las dos consideradas”.
Dos especies africanas
Las hienas moteadas viven en África Subsahariana formando grandes grupos jerárquicos de entre 40 y 80 individuos, denominados clanes. Para establecer las relaciones entre miembros del mismo y de distintas familias, estos animales utilizan un amplio repertorio de señales vocales, visuales, táctiles y olorosas.
Por su parte, las hienas rayadas –que habitan más al norte–, viven en pequeños grupos que sólo contienen un par de hembras y uno o más machos. Además, utilizan pocos sonidos y no pueden entenderse a largas distancias, por lo que la comunicación química se convierte en fundamental para mantener su comportamiento territorial y reproductor.
Referencia bibliográfica:
Kevin R. Theisa, Arvind Venkataramana, Jacquelyn A. Dycusa, Keith D. Koontera, Emily N. Schmitt-Matzena, Aaron P. Wagnerb, Kay E. Holekampb, and Thomas M. Schmidt. “Symbiotic bacteria appear to mediate hyena social odors”. PNAS, 11 de noviembre de 2013.