Unas 200.000 parejas de pingüinos de Magallanes (Spheniscus magellanicus) anidan cada año en Punta Tombo, Argentina. En esta colonia, la mayor del mundo, un equipo de científicos ha estudiado a 3.500 polluelos nacidos entre 1983 y 2010. Cada año el 7% de ellos murió de hipotermia por las tormentas, que el cambio climático ha hecho más frecuentes e intensas.
Los resultados del seguimiento, publicados esta semana en la revista PLOS ONE, revelan que el cambio climático no solo produce muertes indirectas entre estas aves al privarles de alimento, sino que les afecta directamente al influir en la climatología.
“El cambio climático puede alterar la productividad de su ecosistema y la abundancia de las presas, y las tormentas causan la muerte de los pingüinos”, explica a Sinc Dee Boersma, una de las autoras del trabajo e investigadora en la Universidad de Washington.
El plumaje de los polluelos menores de 25 días es fino y sus plumas aún no son impermeables, lo que les hace especialmente vulnerables a los cambios de temperatura y los fenómenos extremos a los que se refiere la científica, miembro de la Sociedad para la Conservación de la Vida Silvestre.
“Cuando se mojan y hace frío mueren por hipotermia –señala–. Si encima están hambrientos es más probable que no soporten una tormenta”.
Además, en el momento en que las crías alcanzan un cierto tamaño, sus padres ya no pueden colocarse encima para darles calor, con lo que están más expuestas a las condiciones de su entorno. “Aunque los adultos también se ven afectados por las lluvias, su plumaje impermeable les sirve de protección”, indica la investigadora.
Detectives de nidos
Bajo el mando de esta experta en conservación, un grupo de científicos acudió cada temporada de cría –entre septiembre y febrero– a la costa atlántica argentina durante 27 años para vigilar los nidos.
“Hicimos el seguimiento de 3.500 polluelos de los que averiguamos la edad –expone Boersma–. Contamos los que habían muerto y los que sobrevivían, y dedujimos la causa”.
Los resultados finalmente demostraron que el 65% de los pollos fallecían cada año. De ellos, aproximadamente el 40% lo hacían de inanición, y las duras condiciones meteorológicas derivadas del cambio climático fueron la causa de la muerte de un 7%. A pesar de que esta última cifra no es muy alta, las autoras alertan de que representa un promedio; uno de los años las tormentas llegaron a acabar con el 50% de las crías.
Los datos de precipitaciones fueron recogidos en una estación meteorológica situada en el aeropuerto de la región, así como en el lugar de estudio.
Normalmente Punta Tombo es un territorio árido; algunos años incluso no llueve nada durante la temporada de cría de los pingüinos. Sin embargo, Ginger Rebstock –la otra autora del trabajo– indica que el número de tormentas ha aumentado en el periodo de estudio.
Según ambas científicas, el cambio climático afecta a la supervivencia de los polluelos también en otro aspecto: los progenitores llegan a la zona de anidamiento cada vez más tarde debido al retraso que también presenta su alimento, los peces. Por ello, los polluelos son demasiado pequeños en la época de más lluvia, entre noviembre y diciembre.
“Vamos a ver que habrá años en los que casi ningún polluelo sobrevivirá si el cambio climático provoca tormentas aún más fuertes y más frecuentes”, alerta Rebstoc.
“Podría ocurrir lo mismo en otros lugares donde se produzca este fenómeno –recalca Boersma–. Hay poco que podamos hacer frente al cambio climático pero pueden tomarse medidas para que la mayor colonia de la Tierra de pingüinos de Magallanes tengan suficiente alimento, creando una reserva marina con regulaciones sobre la pesca”.
Referencia bibliográfica:
P. Dee Boersma, Ginger A. Rebstock. “Climate Change Increases Reproductive Failure in Magellanic Penguins”. PLOS ONE, 29 de febrero de 2014.