Taipei, China.- Apple avanza hacia la fabricación de televisores con una amplia gama de posibilidades, para lo cual solicitó a la empresa china Foxconn (la cual también la fabrica los iPhones e iPad), la producción de prototipos de televisores inteligentes, permanentemente conectados a Internet, algo que ya ofrecen varias compañías entre otras Samsung, LG, Philips y Sony.
Una versión difundida por China Business Week menciona que estos productos llegarán al mercado a principios del 2013, en pantallas de 42 a 55 pulgadas y con un precio de 1.500 a 2.000 dólares, según referencias de Gene Munster, analista de inversiones del banco Piper Jaffray.
Este nuevo anuncio se hace para reactivar la expectativa por la salida de los televisores, después de que se anuncio su presencia desde hace varios meses.
Las menciones son que Apple para atraer compradores habrá de incorporar el reconocimiento de voz Siri, la plataforma de videollamada FaceTime, además de los servicios iCloud, de almacenamiento de contenidos en la nube, junto con tecnología de visión 3D sin necesidad de gafas especiales.
Incluso se ha levantado al expectativa de que el aparato podrá interpretar los movimientos corporales y será plenamente compatible conmiles de aplicaciones disponibles en la AppStore.
Con este equipo Apple creará un gran circulo de negocios, pues podrá ofrecer a los compradores de la televisión su servicio de alquiler de películas del iTunes, así como videojuegos, aparte de que la televisión será compatible por completo con los otros aparatos que fabrica Apple, como los teléfonos móviles, las tablas y las computadoras portátiles de la compañía.
Foxconn es una filial del grupo taiwanés Hon Hai, el mayor fabricante mundial de productos electrónicos, que tiene la mayor parte de sus fábricas en China.
Pero la fábrica también estuvo involucrada hace algunos meses en denuncias de malos tratos a sus empleados, lo que repercutió en la imagen de Apple, y por lo mismo propició que el CEO de la empresa cibernética, Tim Cook, tuviese que llegar hasta Taipei, China, donde está la fabrica, para revalorar los contratos laborales de sus empleados indirectos.