Destacados invitados extranjeros enseñarán seguridad informática en la II edición de «8.8 Computer Security Conference», una conferencia de «hackers» que tendrá lugar en Santiago este jueves y viernes con el objetivo de enseñar al público a navegar sin peligro en Internet.
Tras la primera edición de este encuentro, en noviembre de 2011, a la que acudieron 450 personas, cifra inédita hasta entonces en este tipo de reuniones, los organizadores han decidido repetirla, con metas más ambiciosas, según dijeron hoy a Efe.
«Pensábamos que iba a ser más fácil», señaló Fabien Spychiger, uno de los promotores de la cita.
«No ha sido más fácil, pero al menos tenemos patrocinador», puntualizó Gabriel Bergel, fundador de «8.8», que destaca que «lo alargamos a dos días», lo que considera «un poco arriesgado» y que para Spychiger es «una locura».
Dos días, 16 charlas, expertos de Italia, Alemania, Estados Unidos, Argentina, Colombia y Chile y temas de gran actualidad como la seguridad en la nube o en teléfonos inteligentes protagonizarán este cónclave de «hackers».
Una de las estrellas es Raúl Chiesa, que en los años 90 «hackeó» el Banco de Italia y ahora asesora a empresas.
«Raúl está haciendo un proyecto sobre cómo dejan huellas los «hackers» y, a partir de eso, hacer un inventario de ellos», dice el organizador de la conferencia.
Chiesa; su compatriota Marco Balduzzi, que se centrará en los peligros de la nube; el argentino César Cerrudo, que hablará sobre la ciberguerra, y Jaime Andrés Restrepo, creador de DragonJar, una de las comunidades de seguridad informática más grandes de habla hispana, se enfrentarán a cuatro CISOs (responsables de seguridad) en un foro exclusivo para personas que trabajan en el ámbito de la seguridad.
«Nosotros ponemos a unos frente a los otros, les planteamos los problemas y los discuten. Es un foro exclusivo, se necesita invitación y es personalizado», asevera a Efe Bergel, que cree que se están «arriesgando», pero confía en todo irá «muy bien».
Una de las principales preocupaciones de los organizadores es la duración del evento. Temen que las empresas no les concedan dos días a sus trabajadores.
«»No te preocupes», me decían mis colegas argentinos, es parte del proceso de madurez. Hoy día en Argentina las empresas obligan a sus trabajadores a ir a las conferencias», apunta.
Bergel concluye con una declaración de intenciones: «Es importante conversar de estos temas, compartir experiencias y es la única forma que tenemos de mejorar».
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