Cerca de la mitad de la basura orgánica e inorgánica en México termina esparcida en las calles, barrancas y terrenos baldíos, situación que motivó a un emprendedor a desarrollar un proyecto de manejo integral. Este reúne diversas tecnologías que permiten desde una adecuada disposición de los desechos hasta la obtención de gas, electricidad y fertilizantes.
“El proyecto integra tecnologías de diversas empresas que ya han sido probadas y aplicadas de forma independiente en el manejo, tratamiento y reciclado de residuos urbanos sólidos y líquidos, lo que será de gran utilidad para resolver el problema de basura y contaminación que prevalece, principalmente, en diversos estados de la República Mexicana”, refiere Sonny Croudo, director de operaciones de Sagama Comercial, empresa integradora de proyectos ecológicos y sustentables.
Dicha situación afecta en forma severa a Cuernavaca, lugar donde ya se echó a andar el proyecto, aunque de momento sólo en lo referente al tratamiento de desechos orgánicos y aguas negras. Lo anterior se debe a que el ayuntamiento tiene contratos con compañías recolectoras y eso les impide al equipo emprendedor actuar en forma integral, pues el proyecto incluye la recolección de la basura, la separación, la recuperación de desechos sólidos orgánicos y aguas residuales, el reciclaje, la generación de energía eléctrica y la producción de fertilizantes.
De acuerdo con Croudo, al instaurar el sistema de manejo integral inicia con la recolección de la basura a través de camiones provistos de contenedores cerrados, los cuales operan en horarios sin tráfico vehicular ni peatonal. De ahí, se pasa a una a la planta de separación, donde se clasifican los desechos orgánicos e inorgánicos.
Posteriormente, el primer tipo de residuos se traslada a un biodigestor, contenedor cerrado, hermético e impermeable donde se fermentan en determinada dilución de agua con la presencia de bacterias. Estos microorganismos generan gas metano, el cual es de utilidad para alimentar un sistema de turbinas que generan energía eléctrica y calórica. Y a partir del desecho ya tratado se puede elaborar fertilizante orgánico y el agua restante se utiliza para riego.
Ahora bien, prosigue, la generación de electricidad genera dióxido de carbono, sustancia que se produce tras ser quemado el gas metano. El objetivo es almacenar el dióxido de carbono para que posteriormente pueda ser usado para nutrir diversos cultivos de invernadero.
“Otra parte del proyecto incluye la creación de un ecoagroparque industrial, donde podrían erigirse invernaderos y cultivos a cielo abierto, utilizando todos los subproductos obtenidos mediante el tratamiento de la basura, como el dióxido de carbono, los fertilizantes y el agua de riesgo, con lo que se garantiza un aprovechamiento total de los desechos”, comenta.
Además, continúa, a los lugares que adopten nuestro sistema se les podría proveer de energía eléctrica a bajo costo. “Si bien todo está planteado y se ha comprobado que todas las tecnologías son totalmente funcionales, ha sido una labor difícil convencer a los municipios para que adopten este proceso, ya que cuentan con contratos para la recolección y el traslado de la basura”.