Las culturas mesoamericanas tienen sistemas de medición estelar muy precisos, tanto que incluso conocían el año bisiesto.
El doctor Rubén B. Morante López. investigador de la facultad de Geografía de la Universidad Veracruzana, refirió que los estudios realizados sugieren que mentes tan brillantes como las de los mesoamericanos no ignoraban que el año tenía 365 días con seis horas aproximadamente, lo que a lo largo de cuatro años, sumaba un día más. Esto los coloca como hombres con conocimientos sofisticados y exactos sobre matemáticas y observación astronómica.
Morantes López presentó su disertación “Final de tiempo: mayas 2012”, en el marco del ciclo “Ciencia en el Bar”, organizado “Los camaradas de la ciencia”, cuyo coordinador, es el licenciado Adalberto Fox Rivera.
Ahí mencionó que en este año es axial para nuestra cultura, puesto que en diciembre 21 de 2012 se dará el treceavo Baktún (ciclo temporal de 400 años), que se cuenta a partir de la creación maya, situada en el 3114 a.c.
Refirió que las anotaciones mayas hablan de un cambio, del nacimiento de algo nuevo, pero que en ningún momento predicen el fin del mundo, porque incluso ellos mismos hacen anotaciones para fechas posteriores.
Igualmente apuntó que todos los pueblos mesoamericanos realizaron interesantes desarrollos de las observaciones astronómicas, lo que derivó en múltiples calendarios utilizados en la América precolombina.
El trabajo de observación astronómica, dijo, se destacó en dos vertientes: los observatorios de horizonte y los observatorios subterráneos.
Entre los primeros se ubican los de Xochicalco, en el estado de Morelos, y Teotihuacán, en Hidalgo, en donde realizaron día con día desde puntos específicos, las mediciones de la distinta posición solar.
Para los segundos, Morante mencionó a los observatorios subterráneos hallados en las décadas de los cincuenta y setenta, incluso ochenta, ubicados en Teotihuacán, Monte Albán, Chichen Itzá, Xochicalco y Tajín.
De estos observatorios, puso de relieve la cueva teotihuacana, una pequeña sima con función de mausoleo, por la cual se desciende a través de una escalera, cuyos peldaños estaban constituidos por fémures humanos; el total de peldaños son diez, que se cuentan tanto a la hora del descenso como del ascenso, completando un total de veinte, número importante para los mesoamericanos quienes distribuían mediante esta unidad buena parte de sus calendarios.
Un hallazgo muy interesante dentro de esta fosa, es que cuando el cenit llega a su posición exacta, ilumina la cavidad en la que se halla un sepulcro y una estela de piedra, lo que coloca a los teotihuacanos como excelentes medidores del tiempo y de las posiciones espaciales de los astros.
Igualmente mencionó el calendario de las cruces punteadas (figura realizada sobre el piso, utilizado desde el siglo XII por los zapotecas), como muestra de la conciencia de medición que tuvieron “estos magníficos astrónomos”, ya que esta estaba compuesta por 365 puntos, número que corresponde con el total de días que tiene el año.
Adalberto Fox a nombre de “Los camaradas de la ciencia”, invita a todo el público en general a que asista a este ciclo de conferencias, organizadas con motivo de este año axial para nuestra cultura, puesto que en diciembre 21 de 2012 se dará el treceavo Baktún (ciclo temporal de 400 años), que se cuenta a partir de la creación maya, situada en el 3114 a.C.