El Nobel de la Paz 2012 ha distinguido hoy los «esfuerzos exitosos» de la Unión Europea (UE) por la paz, la reconciliación, la democracia y los derechos humanos en el continente, en una decisión esperada pero recibida con polémica.
La UE derrotó en los pronósticos a otros candidatos que aparecían bien situados en las quinielas previas como el obispo mexicano José Raúl Vera López, varios activistas rusos y bielorrusos, el filósofo estadounidense Gene Sharp, o la afgana Sima Samar.
El Comité Nobel resaltó en su fallo los avances logrados por la UE y sus predecesores en las últimas seis décadas, actuando como factor «estabilizador» que ha ayudado a «transformar la mayor parte de Europa de un continente en guerra a un continente en paz».
Entre sus contribuciones mencionó por encima de todo haber logrado la reconciliación entre Alemania y Francia, dos «enemigos históricos» que habían librado tres guerras en setenta años, algo «impensable» ahora entre quienes son «socios cercanos».
La UE también ha influido en la introducción de la democracia en países como Grecia, España y Portugal, además de ayudar al fin de la división entre Este y Oeste tras el fin de la Guerra Fría, sostuvo el fallo del jurado, cuyo resultado final ya había sido adelantado una hora antes por la televisión pública noruega NRK.
La admisión de Croacia como miembro en 2013, las negociaciones con Montenegro y haberle otorgado el estatus de candidato a Serbia han «reforzado» el proceso de reconciliación en los Balcanes.
El trabajo de la Unión representa «la fraternidad entre las naciones», con lo que cumplirían con los criterios señalados por Alfred Nobel para otorgar el premio de la Paz, según el fallo.
Galardonando a la UE, el comité quiere enviar una «señal clara» de lo que Europa ha conseguido gracias a esta organización, defendió su secretario, Thorbjørn Jagland, en la rueda de prensa posterior al anuncio en la sede del Instituto Nobel de Oslo.
«No podemos solucionar los problemas económicos de Europa. Pero queremos recordar a los europeos lo que pueden perder si la UE se rompe», declaró.
Jagland dijo además estar «convencido» de que «una gran mayoría» de la población de países afectados por la crisis y donde ha habido protestas por las políticas impuestas desde Bruselas, como España y Portugal, está a favor de permanecer en la UE a pesar de todo.
Noruega ha rechazado dos veces en referendo entrar en la Unión, una cuestión que hace años ha desaparecido de la primera plana del debate político en este país, donde los últimos sondeos apuntan a que más de un 70 % de su población se opone al ingreso.
La concesión del Nobel de la Paz a la UE fue en cambio recibida de forma positiva por los líderes de los principales partidos noruegos, incluso de los que se oponen a entrar en ella.
«La UE ha contribuido a asegurar la paz y la democracia en Europa durante muchos años y a reconciliar a antiguos enemigos», declaró el primer ministro, el laborista Jens Stoltenberg.
Desde Bruselas, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, calificó de «gran honor para toda la UE y para sus 500 millones de ciudadanos» recibir el galardón.
Distinta fue en cambio la reacción de varias organizaciones de referencia en Noruega, como el prestigioso Instituto para la Investigación sobre la Paz (PRIO), cuyo director, Kristian Berg Harpviken, dijo estar «sorprendido» por elegir a una institución que atraviesa una «crisis profunda».
«Sabemos que las crisis económicas tienen un gran potencial conflictivo, y lo hemos visto en las protestas violentas en muchos países en los últimos tiempos», afirmó.
El Consejo para la Paz de Noruega, que agrupa a una veintena de organizaciones, se mostró crítico y anunció que tampoco este año participará en la tradicional procesión de las antorchas del 10 de diciembre, día en que se entrega el premio.
«Este es un premio político, no un premio de la Paz», señaló su directora, Hedda Langemyr, mientras que organizaciones contrarias al ingreso de Noruega en la UE apuntaron a las políticas de rearme anunciadas por la Unión para cuestionar la idoneidad de su elección.
Aunque la polémica ha rodeado especialmente al Nobel de la Paz durante su centenaria historia, esta ha aumentado considerablemente en los casi cuatro años que Jagland lleva al frente del comité, con decisiones muy controvertidas, sobre todo la de otorgar el galardón al presidente de EEUU, Barack Obama, en 2009.