El maestro de Arte tiene como responsabilidad principal fomentar el desarrollo de los intereses creativos y expresivos del individuo para insertarlo en su contexto social y no sólo enfocarse en la enseñanza de una técnica artística determinada, afirmó la coreógrafa y académica Adriana Castaños Celaya.
Durante su participación en el tercer Encuentro de Talleres Libres de Arte de la Universidad Veracruzana (UV), que este año tiene como tema Los retos de la educación en las Artes, la coreógrafa sostuvo que la educación artística se ha vuelto un criterio de aprendizaje de técnicas en lugar de estimular el interés personal del artista.
“La escuela puede quitar la espontaneidad del artista, pero enseñar arte tiene que ver con hacer arte, con motivar en nuestros estudiantes esas reflexiones que mueven a la acción y tienen que ver con un acto comunitario de compartir lo que pensamos, nuestra forma de ver el mundo; por eso el maestro de arte no puede sólo limitarse a comprobar que sus estudiantes dominen un criterio técnico, es primordial que estimule sus capacidades de expresión”.
Castaños, quien ha sido maestra residente en el Centro Cultural Ollin Yolitztli, en el Columbia College en Chicago, en la Universidad de Nuevo México, The Academy of Performing Arts y la Universidad de California en San Diego, afirmó que este enfoque en técnicas tiene su origen en el criterio histórico con el que se estructuraron los planes de educación en Artes.
“Al estructurar una educación formal en las Artes se ha pasado por tres etapas: al principio era lógico que los programas buscaran la enseñanza de una técnica para hacer artistas competentes en una disciplina, posteriormente se tuvo un periodo en el que la educación se enfocó en encontrar espacios de crecimiento y proyección para los artistas; ahora, la educación superior en las artes debe enfocarse en los procesos de reflexión sobre el quehacer artístico”.
Afirmó que el reto de la educación en las Artes en la actualidad es recuperar el sentido lúdico del aprendizaje al enseñar a los alumnos cómo aprovechar sus experiencias de vida y sus preocupaciones sociales, para llevarlas a los lenguajes artísticos.
“Tenemos que deseducar en los criterios tradicionales, transformar la experiencia de vida en conocimiento, recordando que en estos tiempos, más que nunca, hacer arte y educar a través del mismo tiene un sentido político, pues nuestra labor de educación es mediante la reflexión del mundo”.
Para Castaños, es necesario que los educadores en Artes reflexionen sobre la forma en que medios como el Internet, el cine o la televisión han cambiado la forma de ver la realidad y sobre la función del artista en un mundo en donde los nuevos medios de comunicación dan acceso absoluto a la información pero de manera fragmentada.
“Resulta que el arte está de moda, pero es más bien considerado un espectáculo y ya no se hace diferencia entre un Picasso y un anuncio de la Coca Cola; esta espectacularización de la vida, este vivir en la pantalla, impacta en la relación con el otro. Por esto hay que pensar el quehacer artístico en nuestra relación con la sociedad y analizar si como artistas debemos o queremos competir con esta experiencia espectacular o buscar caminos diferentes para la reflexión que deseamos propiciar mediante nuestro trabajo”.