El proyecto arqueológico de Arroyo Pesquero, efectuado por académicos de la Universidad Veracruzana (UV), fue el primero de arqueología subacuática en la entidad, señaló Marco Antonio Reyes, quien participó en las primeras exploraciones realizadas en 1969.
Su testimonio formó parte del simposio “Arqueología y arte de Arroyo Pesquero-Los Soldados”, que tuvo como sede el auditorio “Alfonso Medellín Zenil” del Museo de Antropología de Xalapa (MAX), en donde diversos especialistas reconocieron la importancia de los hallazgos realizados en la región desde 1969 hasta la fecha, así como su importancia para comprender la iconografía olmeca y prehispánica en general.
El simposio fue organizado por el Proyecto arqueológico “Arroyo Pesquero” (PAAP), establecido desde 2005 bajo la dirección Carl Wendt, investigador de la Universidad Estatal de California y con la participación de académicos de la UV.
“Éste fue el primer trabajo de arqueología subacuática que se realizó en territorio veracruzano”, puntualizó Marco Antonio Reyes en su ponencia “Arroyo pesquero: reconocimiento subacuático, 1969”; más tarde, en 1974, “Ramón Arellanos y un servidor nos graduamos como buzos de la Asociación Profesional de Instructores de Buceo (PADI, por sus siglas en inglés: Professional Association of Diving Instructors), siendo arqueólogos, y fue así como se formó este primer grupo de arqueología subacuática”.
El arqueólogo Manuel Torres Guzmán, profesor de la Facultad, fue comisionado y eligió como su ayudante a Reyes, aún estudiante de la licenciatura; “el fechamiento del sitio se dio por el hallazgo de un soporte de vasija tipo Teotihuacán 4 del clásico tardío, 600 al 900 de la era cristiana, es lo que dio la pauta para los arqueólogos”.
Se recuperaron cerca de dos mil hachas, además de máscaras y figurillas; consideró que fueron acomodadas intencionalmente “para servir de lecho y depositar encima las máscaras y figurillas, así como cerámica”.
Con siete pescadores que apoyaron fue retirado el material del lecho del río, “sacamos a veces 500 kilos –en función del peso de las hachas–, por día, trabajamos bastantes horas y hacía frío para nosotros”.
Sara Ladrón de Guevara, directora del MAX, comentó en su ponencia “Observaciones iconográficas sobre los monumentos de Los Soldados” acerca de las dos piezas con las que cuenta el museo y que provienen de la región.
Su asociación evidente con los monumentos de La Venta, en Tabasco, “nos permite pensar en una contemporaneidad y en una comunicación absoluta del mismo sitio”.
Reconoció que es escasa la bibliografía acerca de dichos monumentos, no obstante la interpretación de Rubén Bonifaz Nuño y Octavio Quesada proponen que las cuerdas que surgen de una de las piezas corresponden a corrientes de agua como una representación de los afluentes del río Tonalá.
En relación con la segunda pieza, una figura humana con inscripciones o tatuajes, Ladrón de Guevara dijo: “Es muy similar a un monumento de La Venta, tiene los mismos tocados y ornamentos, la boca de tipo jaguar, en su capa tiene las cuerdas y en su cuerpo bandas cruzadas, estamos hablando de los símbolos de poder de los señores olmecas, particularmente de los hombres jaguar”.
Roberto Lunagómez Reyes, académico de la Facultad de Antropología, presentó la ponencia “Sondeo subacuático en Arroyo Pesquero”, donde refirió las dificultades del trabajo, así como los hallazgos a partir de 2005, cuando se reactivó el proyecto.
“En 1969 salen a la luz los objetos que le han dado fama mundial al sitio”, afirmó, “uno de nuestros orgullos del MAX, la ‘máscara incisa’, que le ha dado la vuelta al mundo dada su complejidad en cuanto a su manufactura y en razón de su iconografía”.
Otra de las piezas destacadas del MAX es un hacha con incisiones cuyos elementos iconográficos han sido asociados con el maíz y con el agua, además aparece en numerosas figurillas, desafortunadamente se ha presentado un saqueo del sitio durante varias décadas y muchos objetos del lugar están en Europa o Estados Unidos.
El objetivo primordial en 2008 fue indagar la asociación de personas con el sitio o “simplemente era una zona, como pensamos ahora, utilizada solamente para ir a ofrendar y posiblemente hacer ceremonias”.
En ese sentido, Carl Wendt explicó los trabajos del PAAP desde 2005 hasta 2012 que incluyeron excavaciones y resonancia magnética, así como arqueología subacuática mediante la cual se encontraron numerosos artefactos y figurillas; en el caso del sitio Los Soldados, se efectuó un reconocimiento de superficie.
En 2010 su objetivo fue obtener datos sobre la organización doméstica y la estructura del sitio durante el periodo formativo medio, comentó que “a la fecha trabajamos todavía y no tenemos muchos resultados porque aún es necesario analizar varios materiales”.
Henri Noel Bernard, colaborador del PAAP, presentó la ponencia “Mazorca de maíz en el lecho de Arroyo Pesquero”, donde relató el hallazgo de una pieza única durante la temporada de campo 2012, “no es mayor que una bujía y eso pensaron los buzos cuando la sintieron, fue al salir a la superficie cuando se dieron cuenta que era una pieza única”.
El investigador dijo que “es un poco difícil hacer una interpretación y dar a conocer el hallazgo pronto, pues seguramente dará de qué hablar entre los especialistas en iconografía olmeca por mucho tiempo por todos los elementos que tiene”.
Su forma es única, “nunca se había encontrado algo parecido”, aseguró Bernard, y en próximas fechas esperan publicar un artículo en una revista arbitrada.