En México no existe ningún mecanismo legal que promueva la conservación de los conocimientos tradicionales; señaló el doctor León Olivé, investigador del Instituto de Investigaciones Filosóficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); en contraste, en Europa, “se toma en cuenta el conocimiento tradicional y local en cuestiones agrícolas, producción de vinos y quesos. Para un país como el nuestro, con una enorme riqueza de conocimientos que han probado ser efectivos, tenemos que tomarlos en cuenta para construir un modelo de sociedad de conocimientos”.
León Olivé es miembro de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y director del Seminario de Investigación sobre Sociedad del Conocimiento y Diversidad Cultural de la UNAM, espacio que busca propiciar la investigación inter y multidisciplinaria que rescate y promueva políticas públicas para proteger, conservar y fomentar la enorme riqueza de conocimientos tradicionales que hay en México.
Aunque desde 1992, con las conmemoraciones de la Conquista, muchos países de América Latina, –incluyendo el nuestro–, modificaron sus constituciones políticas y se plasmó que somos un país multicultural; no hay sin embargo otras legislaciones ni reglamentaciones adecuadas para llevarlo a la práctica, ni políticas públicas que sean coherentes.
“Necesitamos políticas públicas que fomenten el desarrollo local, que fomenten la articulación de conocimiento científico con conocimientos tradicionales es sistemas locales de innovación. Esto puede ocurrir en casos de explotación forestal, agricultura, pesca, restauración de ecosistemas donde se tome en cuenta a la gente que vive en ese lugar”, destacó.
Los conocimientos tradicionales y locales, agregó Olivé “han probado ser efectivos desde hace siglos. Hay una diversidad de formas de generar conocimientos y por lo tanto una diversidad de formas en las éstos que deberían ser evaluados. En filosofía lo llamamos pluralismo epistemológico, quiere decir que se reconoce que hay distintas formas de producir conocimiento: la realidad y el mundo pueden ser conocidos de distintas maneras y todas son legítimas”.
El portal www.compartiendosaberes.org reúne un acervo de conocimientos tradicionales documentados a través de los grupos de trabajo que se han formado en el seminario. Se analizan, por ejemplo, las características del conocimiento, las prácticas y las tecnologías pesqueras y acuícolas de la presa El Tejocotal, en Hidalgo, o cómo proteger y cultivar la medicina tradicional mexicana, tomando en cuenta los recursos terapéuticos y alimenticios de esas plantas.
De acuerdo con el investigador: “Hay farmacéuticas transnacionales que saben del conocimiento tradicional sobre plantas medicinales y se ahorran millones de dólares en investigación simplemente por ir a comunidades a preguntar a curanderos qué tipo de hierbas utilizan para tal o cual padecimiento; con eso se focaliza en dónde se pueden encontrar determinados recursos que posteriormente son explotados comercialmente sin retribuir de ninguna manera a las comunidades poseedoras de dicho saber”.
En otros países se han podido revertir patentes a empresas porque se ha demostrado que estaban basadas en conocimiento tradicional, pese a que una de las condiciones para que se otorgue una patente es que sea resultado de una investigación original y novedosa. Recientemente, países como India, China o Perú han puesto en marcha bases de datos que recogen conocimientos tradicionales que permiten hacer búsquedas para casos en los que se pretende hacer una apropiación indebida.
En el país se han dado los primeros pasos al trabajar de la mano con las comunidades; sin embargo, es necesario, entre otros factores, “mejorar el sistema de educación desde el nivel básico hasta el universitario para que se incluyera una conciencia de que somos un país multicultural, que produjera un cambio de actitud en los ciudadanos de respeto la diversidad cultural y un reconocimiento a que ese conocimiento puede generar una riqueza económica y social”, destacó Olivé.
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