Daphne Esperanza Cruz Villarreal empezó a jugar cuando era una niña, “obligada” por sus padres. Nunca imaginó que tal imposición la hiciera apasionarse del basquetbol, gusto que en la actualidad compagina con su formación en la Facultad de Química Farmacéutica Biológica (QFB), campus Xalapa de la Universidad Veracruzana (UV).
Tampoco pensó que sería integrante del equipo femenil Halcones UV, en el que ocupa la posición tres o ala, al cual considera su familia.
“A todos los universitarios les sugiero que hagan algo más que estudiar, porque a veces la escuela te estresa mucho y si haces algo más, como un deporte, te despeja y oxigena la mente. Podría usarse como un método de relajación y concentración”.
La filosofía de vida de Daphne es: hacer lo que más te gusta, motiva y apasiona. Por eso estudia QFB y juega en el equipo de los Halcones.
“Me encanta mi carrera y me encanta basquetbol. Siento que vivo en dos mundos diferentes, pero ambos me gustan porque me dan muchas experiencias”.
En la actualidad cursa el tercer semestre de su licenciatura y sus planes son estudiar una maestría y un doctorado en el extranjero en microbiología o genética, las áreas que más le interesan
Pero ser mujer, estudiante universitaria y a la vez que jugadora de basquetbol le ha implicado críticas, sobre todo de su familia: “Es muy difícil, más que todo por mi familia, no mis papás, sino mis abuelos y tíos, que me dicen que del basquetbol no voy a comer, que mejor me dedique a estudiar y no a perder el tiempo. Lo ven mal, raro.
“También los maestros, cuando tengo que salir y pedirles permiso para faltar a una clase o examen, me dicen que el basquetbol no me deja nada. Sólo es el momento y ya”, relató.
Sin embargo, para la universitaria de 20 años de edad, es el momento de jugar basquetbol, pues más adelante la juventud se irá y vendrán otras responsabilidades, como el trabajo, que no le permitirán dedicarse tanto tiempo a esta disciplina.
“Me molesta que me digan que el basquetbol no me va dar de comer, que es una pérdida de tiempo, que no te deja nada. Al contrario, te deja mucho: amistad, conocer lugares y te ayuda en la autoestima, porque si eres segura en la cancha, eres segura donde sea”.
Las vivencias, los retos
Cruz Villareal nació en Xalapa, pero vivió 15 años en Chiapas. Allá, a los 12 años, sus papás la obligaron a practicar un deporte y aunque ellos son voleibolistas, no sabe por qué razón se inclinó y apasionó por el basquetbol.
“Estar con gente que le gusta hacer lo mismo que uno te motiva, te hace feliz. Llegas a entrenar y tus problemas se te olvidan. Te diviertes, echas relajo, haces ejercicio, eso me gustó”.
Daphne regresó a Xalapa a los 16 años (2009) y se incorporó a la Escuela Infantil y Juvenil de Basquetbol de Halcones de la UV, campus Xalapa, pero al no haber niñas, entrenaba con los niños.
En la preparatoria participó en varias olimpiadas regionales y cuando ingresó a la UV, fue invitada por Ramón “Ray” Rodríguez Gallardo, entrenador del equipo femenil Halcones UV, a incorporarse a éste.
Junto con sus compañeras la joven asumió la responsabilidad de elevar el nivel del equipo, con el antecedente de que no se trataba de un conjunto de basquetbol fuerte, pues en cada Universiada (evento deportivo anual que reúnen a los atletas universitarios de todo el país) siempre era eliminado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) o el Centro Hidalguense de Estudios Superiores (Cenhies).
“Ray nos metió en la cabeza que sí se puede: entrenando, jugando con el corazón y echándole ganas”, expresó motivada.
Como parte de las actividades de la temporada 2013-2014 de la liga Asociación de Basquetbol Estudiantil, el pasado viernes 20 de septiembre el equipo femenil de Halcones UV se enfrentó al de Cenhies, en Hidalgo, y estuvo a escasos puntos de ganarle.
“La última vez que jugamos contra ellas (Cenhies) en el regional de la BUAP perdimos por 20 o 30 puntos, nos dieron muy feo. Pero el viernes (20 de septiembre) íbamos ganando por 10 puntos y perdimos por cuatro, porque nos desconcentramos. Pero nos dimos cuenta que sí se puede, queriendo y haciéndolo”.
A Daphne, el basquetbol le ha dejado satisfacciones y sensaciones únicas: “Una vez me tocó meter la última canasta, que era la del gane. Fue de tres puntos (detrás de la línea elíptica marcada en la cancha de juego) y es una sensación bien chida, de esas que me animan a seguir, porque se siente bien bonito”.
Pero hay otra razón que la alienta a seguir en el equipo de basquetbol Halcones: la gran familia que son.
“Si no estuviera en los entrenamientos, conviviendo con las chicas y los chicos, no sé dónde estuviera, haciendo cualquier tontería”, expresó con una sonrisa.
La universitaria admitió que es “demasiado” estrés estudiar y jugar basquetbol dentro de una liga universitaria, pero “si no vengo a entrenar me siento peor que si no hago la tarea”.
El día a día de Daphne
La posición tres o ala del equipo de basquetbol universitario en la rama femenil de los Halcones UV, vive muy retirada de la zona UV, por lo cual todos los días se levanta a las cinco de la mañana a preparar su desayuno, colación y comida, pues su primera clase del día inicia a las 7:00 horas y tiene que ser puntual.
La preparación de sus alimentos está basada en frutas, granos, verduras, leguminosas y carnes, como parte de los cuidados alimenticios, bajo la indicación del nutriólogo José Madrigal (de la Dirección de Actividades Deportivas de la UV) y en relación con la intensa actividad deportiva e intelectual que día a día vive.
“Nosotras llevamos una dieta alta en proteínas. Por ejemplo, en la mañana desayuno un plato de fruta con leche y algún cereal. La colación consiste en un pedazo de carne, huevo o atún, acompañado de una ensalada o verduras. En la comida consumo dos raciones de carnes, más una de verdura, otra de frijoles y una más de fruta. De no ser una deportista, comería cualquier cosa, de todo”, admitió.
En este semestre el martes es su día más pesado y ni siquiera puede ir a comer a casa de su tía (con quien vive). Además, todos los días hace pesas de 19:00 a 20:00 horas y de 20:00 a 22:00 horas entrena en la cancha.
Durante el día, en tiempos libres, adelanta con algunas tareas y convive con sus amigos y amigas: “Llego a casa como a las 11 de la noche, ceno y sigo haciendo tarea. A veces me duermo como a la una de la mañana y al otro día igual, me levanto a las cinco. Los fines de semana salimos a jugar”, agregó.
Daphne compartió que su dedicación al deporte y al estudio vale la pena: “Es una rutina pesada, pero aun así no me arrepiento, estoy comprometida con las dos cosas, no se puede hacer algo a medias. Me sacrifico un poco pero para mí vale la pena”, concluyó.