Los gobiernos brasileños concentran todos sus esfuerzos en el Amazonas, por lo que los territorios indígenas fuera de esa zona están desprotegidos y son afectados por los agronegocios, explicó Mônica Nogueira durante su intervención en las Jornadas de Colaboración México-Brasil “Educación para la interculturalidad y la sustentabilidad”, el 4 de noviembre en el auditorio “Gonzalo Aguirre Beltrán” del Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana.
Mônica Nogueira, de la Universidad de Brasil; Esther Kats, del Instituto de Investigación de Desarrollo de Francia, y Cristiane Portela, de la Universidad de Brasil, participaron dentro de la mesa de diálogo “Problemas socio-ecológicos en territorios indígenas y educación intercultural en Brasil”.
Nogueira señaló: “Se da un apoyo perverso a las tierras indígenas, quienes desesperados crean alianzas con los agronegocios, eso sumado a que el Estado estimula la extracción no sustentable de recursos naturales genera una situación de desprotección para los territorios indígenas; estudios demuestran que hay una fuerte relación entre los grupos extraccionistas de madera y los agronegociantes, es decir, que se están llevando a cabo negocios con la madera de forma ilegal, usando como pantalla a los grupos extraccionistas”.
Otro problema que enfrentan los grupos indígenas fuera del Amazonas, dijo, es la falta de regulación en el campo de la minería, donde actualmente se presentan iniciativas para establecer una nueva reglamentación que proteja los recursos mineros de las regiones indígenas. Asimismo destacó que es urgente diseñar e implementar estrategias para cuidar y respetar los derechos indígenas en Brasil.
Estos problemas, señaló, se presentan porque hay una creciente inseguridad jurídica que desprotege a los indígenas brasileños y su patrimonio natural, “de hecho en este momento el gobierno promueve un paquete de iniciativas de ley que violentan los derechos que están considerados y protegidos por la constitución. Somos atacados por un gobierno con tendencias desarrollistas que van en contra de las minorías”, concluyó.
En su oportunidad Esther Kats señaló que todo se debe a que el Estado no contempla en su sistema educativo un reconocimiento y valoración de la tradición y de la historia indígena del país, los brasileños no se preocupan por sus orígenes y no son educados para ello.
Subrayó que lo único que valoran es la educación y el contexto con los agronegocios, lo indígena es subestimado por completo, sobre todo sus tradiciones.
”El problema se refleja en sus políticas; por ejemplo, en los inicios del siglo XIX se declaró que en ciertas zonas del país se habían extinguido las comunidades indígenas, cuando no era cierto, esto con la intención de poder tomar de forma legal sus tierras. Es así que pueblos como los Tupinambá están declarados como desaparecidos y son invisibilizados por el gobierno, siguen en su territorio y tienen la mayor producción de yuca en el mundo”, apuntó.
Estas comunidades, enfatizó, cuentan con una gran diversidad biosocial en la que diferentes pueblos indígenas se relacionan entre sí a través del matrimonio y el intercambio de diversas especies de plantas, generando lo que los investigadores llaman una circulación de germoplasma.
Otro factor que interviene en esta invisibilidad, explicó, es que la agricultura indígena está hecha fundamentalmente por mujeres que pasan de generación en generación sus tradiciones agrícolas a sus hijas, quienes por el hecho de ser indígenas y mujeres están fuera de la estructura agrícola del Estado.
“Las amenazas para la conservación del patrimonio biosocial indígena son la reducción e invasión del territorio indígena, la invisibilidad de su agricultura, el desprecio y no transmisión de cultura y tradiciones agrícolas. Esto ha generado cambios en su dinámica social y en su alimentación llevando a estas comunidades al extremo de la desnutrición y la adquisición de enfermedades como la obesidad y la diabetes”.
Cómo visibilizar el reconocimiento del patrimonio biocultural indígena dentro de un gobierno que busca borrarlos, fue el planteamiento hecho por Terezinha Días, quien durante su intervención afirmó: “La construcción de las políticas públicas de promoción y conservación de esta biodiversidad son buenas, el asunto es que los investigadores brasileños son capacitados en el manejo y desarrollo de tecnología para la agroindustria y no para proteger los recursos naturales, incluso los integrantes de la Red Nacional de Recursos Genéticos son considerados como un grupo de choque en Brasil.
”Aunque es cierto que existe una conservación en bancos que lleva 13 años recolectando un catálogo de semillas tradicionales, que existe una legislación de programas brasileños de impacto en la conservación local y una red de agroecología, el esfuerzo sigue siendo insuficiente”, puntualizó.
Por ello, indicó, el verdadero desafío es para la educación, en el sentido de que es necesario formar especialistas que promuevan el empoderamiento de las comunidades indígenas, que actúen como agentes de diálogo entre la sociedad indígena y no indígena.