Fernando Hernández-Baz,académico en la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV), está convencido de que si los biólogos logran proyectar sus ideas hacia las demás personas y en beneficio de la propia comunidad, habrá cumplido con parte esencial de su profesión.
Para Hernández, cada biólogo tiene su propia tarea y está aquí para tratar de salvar el mundo a su manera. Él lo hace investigando distintas clases de mariposas y su entorno.
Al comentar acerca de las investigaciones tendientes a conocer la población de lepidópteros en Veracruz, particularmente las polillas avispa Ctenuchina y Euchromiina, indicó que durante el periodo de 1771 a 1916 se tenía un registro de 31 localidades en que habitaban estos insectos. Hoy se tienen registradas 805 localidades, la mayor parte ubicadas en la costa del Golfo de México, en los estados de Veracruz y Tabasco.
Comentó que existen contactos de intercambio con instituciones de 10 países (Estados Unidos, Colombia, Ecuador, Perú, Brasil, Zaire, Australia, Nueva Zelanda, Madagascar y Japón), la charla derivó hacia la problemática de los mariposarios públicos. En Veracruz no existe uno solo y aunque hubo proyectos sólidos para la creación de por lo menos dos en Xalapa, relató.
Las colecciones son otro asunto importante y nada barato. Muchos investigadores tienen su propia colección, misma que requiere de temperatura controlada y un sistema de aire acondicionado que debe trabajar las 24 horas de los 365 días del año. El consumo de energía eléctrica para la conservación de las colecciones resulta bastante caro.
Para cerrar su charla “25 años de investigaciones de lepidópteros en Veracruz: colecciones y mariposarios”, Hernández-Baz indicó que los jóvenes que han tomado la biología como carrera, lo hacen porque “aman nuestro mundo, porque se interesan en su preservación y la conservación de las especies en peligro de desaparecer.
”Antes, las clases sobre biología eran impartidas por gente que se dedicaba a otra cosa radicalmente distinta, pero hoy los hombres-orquesta son un mito. Es el momento de entregar las ideas, de que como gremio hagamos nuestras propuestas para tratar de aprovechar la diversidad de recursos con que cuenta el estado de Veracruz”, indicó el especialista.
“Las mariposas no están entre nosotros sólo para amarrarles un hilo en una pata y jalarlas cuando vuelan. ¿Se imaginan el atractivo público y turístico que sería el mariposario en el Parque Juárez? Un lugar en que los niños podrían ver desde las pupas hasta el insecto adulto, todo ese ilustrativo proceso de transformación. En lugar de eso, hoy hay una víbora de concreto que a nadie le gusta…”
Hernández-Baz añadió que nadie se hace biólogo para volverse rico, como con frecuencia lo logran los licenciados en Derecho o los arquitectos; el biólogo debe aprender a vender ideas y conceptos, convencer a los políticos de los beneficios sociales que acarrean los proyectos educativos relacionados con la biología, así como aprender a enfrentar y superar los obstáculos.
“¿Se imaginan qué habría pasado si Galileo hubiese dado marcha atrás ante las críticas de sus contemporáneos? La ciencia habría registrado un atraso histórico considerable. Por ello, si un biólogo consigue la proyección de sus ideas hacia la sociedad y en beneficio de la misma, mucho habrá logrado”, concluyó.