Nacho López. Ideas y visualidad, libro editado por la Universidad Veracruzana (UV), Fondo de Cultura Económica (FCE), Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) –a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH)– y Parametría, permite descubrir una diversidad de facetas hasta ahora desconocidas del reconocido fotógrafo, hecho que lo convierte en una obra imprescindible, coincidieron en señalar sus presentadores en la Feria Internacional del Libro (FIL) 2012.
Benito Taibo, responsable de la Dirección del Sistema Nacional de Fototecas del INAH, relató que por iniciativa de Alberto Tovalín y José Antonio Rodríguez, autores de la obra, bastaron 30 segundos para convencerlo de apoyar la publicación.
“Tenían las primeras fotos a la mano y en cuanto las desplegaron sobre la mesa fue como si se hubiera abierto el cofre del tesoro de Stevenson, fue realmente impresionante, y no sólo eso, sino la certeza de que lo que estaba sobre la mesa no era lo que estábamos acostumbrados a ver de Nacho López.
”Era impresionante, era bellísimo y maravilloso; lo que tenían era la demostración que Nacho López era más infinito de lo que nosotros pensábamos”. Al respecto explicó: “Teniendo bajo resguardo sus negativos habíamos visto muchas fotografías, tal vez no las habíamos visto bien y ése es el verdadero tema, tenían que llegar los autores del libro y encontrar el hilo conductor que da pie a Nacho López. Ideas y visualidad”.
Taibo planteó que “el mundo era en blanco y negro y apareció Nacho López. Vino a reinventar la fotografía e inventarnos por primera vez como mexicanos, borrando lo que se había inventado originalmente y sorprendiendo a propios y extraños; la obra es justamente la explicación de lo que significa ser mexicano, nos reinventó.
”Estamos realmente felices en el INAH de poder sacar a la luz este libro que nos parece uno de los trabajos más definitivos”; no obstante, añadió que “aún hay mucho por descubrir y poner sobre la mesa, el libro es un verdadero prodigio”.
Por su parte, Rogelio Villarreal, fotógrafo, periodista y director editorial de la revista Replicante, mencionó que el libro parte de una recuperación de 30 mil negativos y apuntó: “Jamás imaginamos que su obra comprendería la experimentación a la manera surrealista de Man Ray”.
Fue uno de los grandes fotógrafos de México en el siglo pasado, afirmó, junto con Héctor García o los hermanos Mayo; “además, era un teórico enamorado de la danza del teatro, le gustaba tanto la danza que hasta se casó con una (bailarina); fue un gran personaje y me dio mucho gusto haberlo conocido”.
El narrador Godofredo Olivares dijo que Nacho López mantuvo un “oficio de miradas”, como “una dinámica del que mira, como del que es mirado para plasmar un registro del vivir humano; los ojos de este magistral fotógrafo fueron de una profunda percepción para captar tanto la cotidianidad de un creciente Distrito Federal en la década de los cincuenta como en el campo mexicano.
”Este hermoso y elocuente libro confirma con gozo y veracidad lo que dijo de sí mismo en una entrevista de 1962 al definirse como un fotógrafo de testimonio”, apuntó el escritor.
Rafael Torres Sánchez, poeta, ensayista y miembro del Sistema Nacional de Investigadores, dijo que la obra de Nacho López es inagotable, “aun para quienes se agotan en ella tratando de mesurarla y dividirla en conjuntos temáticos, se encuentra menos cercana a la disección del cronista que a la invención del narrador”.
Calificó a la publicación como “un libro imprescindible y si con él se ha alcanzado 20 por ciento de la herencia fotográfica, como dicen los autores, podemos esperar que el futuro nos depare nuevas sorpresas”.
Finalmente, Alberto Tovalín puntualizó que “hablamos de un gran maestro y educador, además de fotógrafo y cineasta experimental”; hizo la lectura del poema “Yo ciudadano” escrito por López y que forma parte del libro, agradeció a las instancias que fungieron como co-editores y a Juan Carlos Valdez, del Sistema Nacional de Fototecas, y Mayra Mendoza, subdirectora de la Fototeca Nacional.