Si México quiere promover que más jóvenes se dediquen a la ciencia, tecnología e innovación, es importante abrir espacios, pero también lo es reconocer a los que están en edad de retirarse, sostiene el Foro Consultivo, Científico y Tecnológico (FCCyT).
En un estudio sobre las perspectivas de jubilación de los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), publicado en 2013, se hicieron 10 principales hallazgos y se emitieron seis recomendaciones.
Y es que cualquier ventaja que se ofrezca para motivar la jubilación de los académicos y en particular, de los miembros del SNI, puede ser muy bien justificada en atención a que se trata de un reconocimiento a trayectorias sostenidas a lo largo de una vida que se han traducido en una contribución a la investigación científica del país, afirma el estudio.
De acuerdo con la coordinadora general del FCCyT, Gabriela Dutrénit, “hay investigadores muy viejos que se mueren en las instituciones porque no hay un sistema de retiro digno y así no se pueden desocupar las plazas”.
La integrante de la Academia Mexicana de Ciencias apuntó que a los investigadores “hay que darles las condiciones adecuadas para que se puedan retirar y si no se les da un retiro digno no se van a ir”.
Sobre el documento que publicó la institución que encabeza, sostuvo que es un estudio de perspectiva, “de cómo la gente se ve ahora y bajo qué condiciones a la hora de jubilarse; no es una solución para el problema, pero es la visión de la comunidad”.
La distribución de los investigadores en el SNI en 2012 mostró que en el nivel 1 había 10 mil 040 personas, de las cuales 348 estaban entre los 65 y 70 años de edad, y 101 entre 71 y 76 años, lo cual representaba el 3.47% y 1.01%, respectivamente.
En el nivel 2 se contabilizaron 3 mil 287 investigadores, de ellos 236 tenían entre 67 y 72 años y 91 entre 73 y 78 años (7.18% y 2.77%, respectivamente). En el nivel 3 el número de científicos fue de mil 549, de los cuales 274 estaban entre 65 y 70 años, y 161 entre 71 y 76 (17.69% y 10.39%).
Hallazgos
Las expectativas sobre el momento de la jubilación no dependen de las características demográficas (edad, sexo y lugar de residencia), ni de la institución de adscripción (salvo excepciones) o pertenencia al SNI (nivel o importancia asignada al estímulo económico).
De acuerdo con el mismo estudio, la decisión de jubilarse de manera voluntaria se ve afectada por la brecha de ingreso entre la posible cantidad de la pensión y el monto de los ingresos como académicos activos (incluidos salarios y prestaciones no-salariales como estímulos, bonos, etcétera).
Los investigadores que asignan mayor importancia a la pérdida de beneficios tangibles (seguro médico privado, espacio para trabajar, recursos para investigación, asistencia a congresos u otros apoyos similares) tienden a posponer la jubilación o a manifestar que nunca se jubilarían. De estos beneficios el más importante es el seguro médico.
Sin importar su edad, la gran mayoría de los encuestados, sobre todo quienes plantean retirarse en el corto plazo, señaló que la posibilidad de jubilarse aumentaría considerablemente si se conservara la pertenencia al SNI después del retiro.
Más del 20% de los encuestados en la UAM, el IPN y la BUAP tendría mayor probabilidad de retirarse en el corto plazo si además conservara los beneficios del SNI después del retiro. La conservación del SNI es, por tanto, un incentivo para considerar la posibilidad del retiro, pero no es criterio suficiente para que los académicos piensen en jubilarse en el corto plazo.
De acuerdo con Gabriela Dutrénit, “unos se jubilan y otros quieren mantener una relación informal (…), hay muchos puntos de vista y se deben reconocer todos para dar alternativas en un tema prioritario, porque de otra manera no se va a resolver el tema de las plazas”.
Recomendaciones
Ante estos resultados el estudio sugiere mantener el SNI después del retiro, ajustando el monto del estímulo de acuerdo con ciertas condiciones, compensar parcialmente mediante estímulos institucionales la pérdida de ingreso debido al diferencial con respecto al monto de la jubilación. Para reducir en el futuro este diferencial se deben establecer políticas de mediano y largo plazos, como sistemas complementarios de pensiones.
Y para los investigadores que no deseen dejar abruptamente sus actividades académicas, establecer opciones flexibles de retiro, tales como contratos de trabajo a tiempo parcial y conservación de beneficios tangibles para ellos, en particular, el seguro médico privado.
El estudio completo puede verse en:
http://www.foroconsultivo.org.mx/libros_editados/sni_informe_final.pdf
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