Alexander von Humboldt y Aime Bonpland en la selva amazonica del río Casiquiare- Óleo Eduard Ender,1850

Alexander von Humboldt y Aime Bonpland en la selva amazonica del río Casiquiare- Óleo Eduard Ender,1850


Sandra Isabel Jiménez Mateos *

Aimé Jacques Alexandre Goujaud fue un naturalista, médico y botánico francés, nacido en la villa de Saint-Maurice, cercano a La Rochelle, Francia, el 28 de agosto de 1773, y fallecido en Santa Ana, Argentina, el 10 de mayo de 1858. Se le conoce por el apellido Bonpland, pero este era en realidad el apodo por el que lo llamaba su padre.

Fue miembro de la expedición científica que acompañó a Alexander von Humboldt a América del Sur entre 1799 y 1804; el fruto de estas expediciones por unos 9,650 kilómetros lo recopiló en 23 volúmenes publicados como Voyage aux regions equinoxiales du nouveau continent, fait en 1799-1804, y acreditados tanto a Bonpland como a Humboldt. Destaca su obra Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente (1813 y 1815).

Tan sólo en Venezuela, recolectaron unas 6000 especies de plantas (alrededor de 3000 desconocidas hasta entonces) y animales.

En ese país, el tercer pico más alto de la Sierra Nevada de Mérida, el pico Bonpland, fue bautizado en su honor.

En 1799, Bonpland conoció a Alejandro de Humboldt, por casualidad. Según Humboldt al salir del hotel donde vivía siempre encontraba a un muchacho con un bolso de botánico en el hombro. «Este era Bonpland y de esta forma fue que nos conocimos». La amistad entre ellos se desarrolló rápidamente, y poco después se convirtió en el asistente de Humboldt en sus travesías. Esta unión, con Humboldt de científico y Bonpland de observador, produjo inmensos resultados, pero terminaría por separarlos al buscar el último méritos propios, llegando incluso a afirmar al final de sus días que mucho de lo que Humboldt había declarado como descubrimiento propio, en realidad era de él.

Bonpland regresó a Francia y permaneció al servicio del Château de Malmaison hasta 1814, fecha en la que murió la emperatriz, y en 1816 se embarcó para una segunda expedición de América, esta vez a Argentina.

Llegó a Buenos Aires el 26 de noviembre, donde fue recibido con gran entusiasmo y nombrado profesor de Historia Natural, cargo que ocupó por poco tiempo debido a desavenencias con políticos y científicos locales. En 1820, inició un viaje para explorar las Pampas, la Provincia de Santa Fe, el desierto de Gran Chaco y penetrar a través del distrito de Bolivia el pie de los Andes. Desafortunadamente, durante el curso de la expedición entró en territorio en disputa entre Argentina y Paraguay.

Antes del viaje Bonpland le había escrito a José Gaspar Rodríguez de Francia, dictador de Paraguay, para que le diera permiso de explorar, pero Rodríguez de Francia, sospechoso de que fuera un espía argentino, lo atacó la noche del 3 de diciembre de 1821, mató a sus acompañantes y lo llevó encadenado hacia el interior de Paraguay, donde fue condenado a cautiverio en la población de Santa Maria.

Durante los nueve años que permaneció en cautiverio, fue empleado por Rodríguez de Francia como cirujano de un fuerte y como consejero en materia de agricultura, pero sus movimientos estaban limitados a pesar de las muchas personalidades e instituciones que trataron de conseguir su libertad, entre ellos Humboldt, Adeliane Bonplandt y Simón Bolívar. Este último incluso llegando a amenazar a Rodríguez de Francia en una carta personal de fecha 22 de octubre de 1823, donde señala que espera la liberación de Bonpland «pues sería capaz de marchar hasta el Paraguay solo por libertar al mejor de los hombres y al más célebre de los viajeros.»

Ninguno de estos esfuerzos tuvo efecto alguno, y Rodríguez de Francia liberó a Bonpland hasta 1831. Una vez libre, Bonpland abandonó a la mujer con que vivía, una india paraguaya llamada María, hija de un cacique de la familia de los Pañá con quien tuvo dos hijos, Amado y María, pero con la que no se podía casar por la prohibición de Rodríguez de Francia de matrimonios con extranjeros.

Durante sus últimos días se dedicó a recorrer las misiones brasileñas, se estableció por corto tiempo en Buenos Aires y luego en San Borja, donde continuó recolectando plantas y se unió a una tercera y última mujer, Victoriana Cristaldo, quien lo abandonó algún tiempo antes de morir, en Santa Ana, Argentina, el 10 de mayo de 1858.

* Investigadora académica del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), de la Universidad Veracruzana

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