El 9 de octubre de 2012 era un martes que transcurría apacible en Mingora, una ciudad en el Valle de Swat, al noroeste de Pakistán, al atardecer, después de salir de la escuela, Malala Yusafzai esperaba el autobús escolar que la llevaría de regreso a su casa cuando un hombre barbudo, un guerrillero del Movimiento Talibán de Pakistán (TTP), se le acercó y le disparó con un fusil, impactándole en el cráneo y cuello, lo que debió provocarle la muerte, pero no falleció porque la bala que le pegó en la cabeza no llegó al cerebro; en el atentado también resultaron heridas dos jovencitas.
Malala apenas había cumplido 15 años el 12 de julio anterior al atentado. Ella nació el 12 de julio de 1997 en Mingora, Pakistán.
El ruido de la balacera repercutió recordando los combates que en esa ciudad se dieron hasta que en el 2009 el ejército de Pakistán le arrebató la zona a los rebeldes islamistas.
Malala no era una joven más, si no un símbolo del reclamo del derecho a la educación para las niñas de Pakistán.
A Malala, herida, la trasladaron en un helicóptero al hospital militar de Mingora, donde los médicos la intervinieron hasta declararla “fuera de peligro” porque la bala que impacto en su cabeza no llegó al cerebro, ya en esa condición la trasladaron al hospital militar de Peshawar (en el noroeste), donde un nuevo examen médico llevó a considerarla en estado “crítico” por lo que decidieron sacarle el proyectil ese mismo martes por la noche, en una operación que resultó exitosa.
Su fotografía volvió a darle la vuelta al mundo, pero ahora vendada y ensangrentada camino al hospital. Las reacciones al atentado incluyeron el repudio de numerosos líderes tribales de la etnia Pashtún, del noroeste de Pakistán: “Este ataque es contrario a los Pashtún y a las prácticas islámicas”, declaró Jurshid Kaka Ji, jefe de una “jirga” (consejo tribal) de Swat.
La vida de Malala, aún cuando se le declaro fuera de peligro después del atentado, no estaba a salvo: El portavoz del TTP, Ehsanullah Ehsan, afirmó que intentarían matarla de nuevo: “Es una joven profana pro occidental que promovió la cultura de Occidente y se mostró contraria a los talibán”, y justificó su posición citando partes del Corán en las que se relata el asesinato de niños o mujeres. “Cualquier mujer que, por el medio que sea, juegue un papel en la guerra contra los muyahidines debe morir ”, declaró el portavoz, quien también reiteró que “estamos totalmente en contra de la educación mixta y de un sistema educativo laico”.
Desde ese mismo día, en los alrededores del colegio donde estudian las jóvenes atacadas cientos de personas salieron a la calle a protestar por el hecho.
Desde ese mismo día, el atentado suscitó inmediatamente la condena internacional y Malala recibió el apoyo de figuras como: Asif Ali Zardari, Raja Pervaiz Ashraf, Susan Rice, Desmond Tutu, Ban Ki-moon, Barack Obama, Hillary Rodham Clinton, Laura Welch Bush, Madonna, Selena Gomez, entre otros.
El 15 de octubre de 2012 –ya más estable- fue trasladada al Hospital Reina Isabel de Birmingham, en Reino Unido, donde cirujanos expertos hicieron dos largas operaciones, y en donde siguió con su recuperación y donde fue sometida a una cirugía reconstructiva. El alta del hospital la recibió el 4 de enero de 2013, después de que le implantaron una placa de titanio y un dispositivo auditivo.
Malala, junto con su familia, se quedó a vivir en Birmingham, donde regresó a las clases en una escuela secundaria y continuó con su activismo a favor de los derechos educativos de los niños.
Iniciar el activismo a los 11 años
Malala Yusafzai es hija de Ziauddin Yousafzai y tiene dos hermanos. Su nombre pareció escogido como algo revelador, porque quiere decir ‘embargada o tomada por la tristeza’. Es la hija mayor de la familia Yousafzai.
Ella habla pastún e inglés, y es conocida por su activismo a favor de los derechos de las mujeres en el valle del río Swat, donde el régimen talibán ha prohibido la asistencia a la escuela de las niñas.
A la edad de 13 años, Yousafzai alcanzó notoriedad al escribir un blog para la BBC bajo el pseudónimo Gul Makai, explicando su vida bajo el régimen del Tehrik e Taliban Pakistan (el Movimiento Talibán de Pakistán –TTP-) y sus intentos de recuperar el control del valle, luego de que la ocupación militar les obligara a salir a las zonas rurales.
El blog comenzó a escribirlo cuando tenía apenas 11 años. En aquel blog empezó su defensa por la educación de las niñas ─la cual estaba prohibida por los talibanes─ afirmando que el Islam les otorgaba ese derecho a través del Corán, el cual señala que, todos debemos buscar el conocimiento, estudiar y esforzarnos por comprender los misterios de nuestro mundo. El \’diario de Gul Makai\’ despertó gran interés lejos de Swat y fue entonces ─según cuenta Malala─ cuando descubrió que “el bolígrafo y las palabras pueden ser mucho más poderosas que las ametralladoras, los tanques o los helicópteros”.
En esa época los talibanes obligaron el cierre de las escuelas privadas y se prohibió la educación de las niñas entre 2003 y 2009.
En esas condiciones su educación la llevó su padre Ziauddin, quien la impulsó a tomar acciones diferentes al resto de las mujeres en Pakistán, quienes no pueden participar en debates, ni en discusiones sobre historia, política y economía; Malala, por el contrario, fue estimulada para interesarse en la física y la literatura; poco a poco tomó conciencia de la situación de la mujer en Pakistán.
Bajo el dominio talibán en la zona las mujeres que caminaban solas por la calle fueron asesinadas, y las escuelas femeninas fueron cerradas, incluyendo la que era propiedad del padre de Malala; en enero de 2010 fue el último día de clases.
En el 2009 el documental Pérdida de Clases, La muerte de la educación de la mujer (dirigido por Adam Ellick e Irfan Asharaf, del New York Times), muestra a Malala y a su padre, Ziauddin Yousafzai, y cómo la educación de las mujeres es difícil o imposible en esas áreas. En ese documental Malala aseguraba que quería ser médico y que para lograrlo debía seguir estudiando.
Nueve meses después del atentado Malala, quien se cubre la cabeza con una pañoleta o chal, emitió un discurso en la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York.
‘Pensaron que las balas nos iban a silenciar, pero fracasaron’ , afirmó Malala. ‘Pensaron que iban a detener mis ambiciones pero nada cambió en mi vida’.
‘Los extremistas tienen temor de libros y plumas. Tienen temor de las mujeres. Vamos a levantar nuestros libros y plumas. Son nuestras armas más poderosas’ , afirmó en su discurso ovacionado el 12 de julio de 2013.
Malala, quien preside una Fundación no lucrativa que lleva su nombre ‘Malala Fund’ viajó a Jordania en 2014 para reunirse con refugiados sirios y también visitó Nigeria para encender una veladora por la liberación de más de un centenar de niñas estudiantes secuestradas por el grupo fundamentalista islámico Boko Haram.
La joven paquistaní también recibió el Premio Nacional de la Paz en 2011, el Premio Simone de Beauvoir, en 2013, y recientemente el Premio Sájarov, ese mismo año, por su lucha por la educación de las mujeres en ese país.
Tanto Malala como su padre viven amenazados de muerte por el régimen Talibán. Ella dice que nunca pensó que los talibanes fueran capaces de agredir a una niña. ‘Me preocupaba más mi padre. Pero llegué a preguntarme ¿qué harías, Malala, si llegara un talibán? Lo golpearía con un zapato, pensé’, comentó la joven.
‘Pero luego me dije, ‘si te encuentras con un talibán con el zapato en mano entonces no habrá ninguna diferencia entre tú y el talibán’, agregó Malala.
“De acuerdo, dispárame, pero primero escúchame. Lo que estás haciendo está mal. Yo no estoy en contra tuya. Solo quiero que todas las niñas podamos ir a la escuela”.
Malala yousafzai
muchas grasias me ayudo muchisimo