Dos investigadoras de la Universidad de Virginia (EE UU) han publicado en la revista Nature Climate Change la mayor recopilación de datos actualizados sobre cómo los bosques impactan en los sistemas eólicos e hídricos –de los que dependemos para alimentarnos y sobrevivir—. El informe revela que estas masas forestales desempeñan un papel clave en la refrigeración directa de la tierra y en la generación de humedad.

“Esto no solo ocurre en la región inmediata donde se produce la deforestación, sino también en las áreas que son fundamentales para la producción de alimentos, incluso aquellas que están a miles de kilómetros de distancia de donde se produce la tala”, declara a Sinc Deborah Lawrence, profesora de ciencias ambientales y autora principal del trabajo, que también firma su compañera en la Universidad de Virginia, Karen Vandecar.

Los modelos climáticos indican que la deforestación total de los bosques tropicales de la Amazonía, África y el sudeste asiático podría conducir a un aumento de la temperatura global promedio de hasta un 0,7 °C. Este calentamiento duplicaría al observado desde 1850.

En el caso de Europa, la Agencia Europea de Medio Ambiente expone que las regiones europeas particularmente vulnerables al cambio climático incluyen “el sur de Europa y la cuenca mediterránea (debido al aumento de las olas de calor y sequías)\’.

“Con un aumento o la total deforestación del Amazonas se reduciría el nivel de precipitación anual en el medio oeste de los EE UU. En el caso de la deforestación en África central, se produciría una disminución de las precipitaciones y la temperatura en el sur de Francia. Eso sin contar que los agricultores de todo el mundo, y la población que depende de esta para su alimentación, sentirán el impacto de estos cambios, ya sea en Brasil, en el medio oeste de los Estados Unidos, Europa o China”, apunta la investigadora.

Los efectos climáticos fuera de los trópicos se producen porque la deforestación altera el curso superior de la atmósfera tropical. Este ambiente está conectado a la atmósfera de las latitudes medias y altas, y una sacudida en estos lugares se hará sentir en otras partes.

“Imagina que el fogón en tu cocina son los trópicos. El vapor que se eleva de una olla con agua hirviendo, golpea el techo. A continuación, el agua en estado gaseoso comienza a fluir hacia el exterior, a lo largo del techo, por la puerta y en tu vestíbulo. El pasillo podría ser Europa o América del Norte. De manera similar, el aire caliente se eleva en los trópicos. Finalmente se encuentran con algo así como un techo y se desplaza hacia el norte o hacia el sur”, ejemplifica Lawrence.  

Los cambios en el ambiente tropical de este modo pueden fluir hacia la atmósfera de Europa, América del Norte y el norte de Asia, así como el sur de África y partes de América del Sur. “A medida que estos cambios atmosféricos forman ondas –añade– alteran el clima”.

\'Dinámica

Dinámica atmosférica inducida por la frontera entre las zonas de bosque y sin masa forestal. /© 1984, American Meteorological Society

No son pulmones, son las ‘glándulas sudorípadas’ de la Tierra

Las selvas tropicales regulan el clima. Una de las formas en la que lo hacen es al extraer agua del suelo a través de las raíces de los árboles, y moverla a través de los tallos y en última instancia, a través de las hojas. Millones de hojas y millones de árboles tienen un resultado de enfriamiento muy significativo.

“Al igual que el sudor de nuestra frente nos enfría cuando tenemos calor, el agua que se evapora sobre las hojas, provoca el mismo efecto y también en la atmósfera de su alrededor. ¿Has notado el cambio de temperatura al pasar por la sombra de los árboles en día de mucho calor? Es drástico. Simplemente es porque en parte bloquean el sol, pero algunos de ellos además lo hacen porque circula el agua”, argumenta la científica.

El informe también alerta de las consecuencias de la tala masiva de los bosques tropicales en los cultivos. Estas plantaciones tienen menos hojas y raíces más cortas, y simplemente no pueden hacer circular tanta agua como una selva tropical.

“Los agricultores y el suministro de alimentos están expuestos a los riesgos del calentamiento global y una lluvia desigual puede arruinar los cultivos de café y maíz de los ‘graneros del mundo”, asegura Lawrence.

Los impactos son inmediatos

El informe proporciona pruebas irrefutables de que la deforestación tropical ya está afectando a los climas locales y regionales. Por ejemplo, los datos meteorológicos muestran que en Tailandia, el comienzo de la estación seca tiene menos lluvias debido a la deforestación. Y en algunas partes de la Amazonia, la mayor extensión de bosque tropical en el mundo, el período anterior a la lluvia esperada cambió también por la tala masiva.

El estudio también encontró que la ubicación de las áreas deforestadas puede influir el impacto en los climas regionales. “La deforestación en África Occidental o en la República Democrática del Congo podría reducir las precipitaciones en la región entre un 40% y un 50%, y aumentar las temperaturas en esta zona hasta 3 °C. En la cuenca del Amazonas, la degradación del 40% de los bosques podría reducir la cantidad de las precipitaciones en la temporada de lluvia sobre un 12% y en la estación seca en un 21%”, expone el informe.

También reduciría un 4% las precipitaciones en la cuenca del Río de la Plata, un centro de producción de la soja, maíz y trigo, a miles de kilómetros de la Amazonia.

\’La mayoría de la gente sabe que el cambio climático es un problema global peligroso, y que está causado ​​por la liberación de carbono a la atmósfera. Pero la eliminación de los bosques cambia el flujo de humedad y aire, dando lugar a cambios de las fluctuaciones en los regímenes de lluvias y aumentos en las temperaturas que son igualmente dañinos y suceden de forma inmediata”, asevera la investigadora.

Lawrence agregó que los negociadores del cambio climático y otros responsables políticos deberían tomarse más en serio los efectos de la deforestación. \’Lo que ocurre en la superficie de la Tierra –en términos de cambios en la vegetación– es un factor importante en el cambio climático. Si lo ignoramos, será por nuestra propia cuenta y riesgo”.

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