El 14 de diciembre de 1911 Roald Amundsen llegó al Polo Sur, todo dos fotografías que testificaron su arribo y regresó a comunicarle al mundo su hazaña.
Roald Amundsen no era un científico y por lo mismo poco le importó tomar muestras geológicas del lugar. Tampoco era un patriota, ni un caballero, como su competidor en alcanzar ese punto, Robert Falcon Scott
Roald Amundsen se inspiró en las hazañas de su compatriota Fridtjof Nansen, quien aprendió a vivir como los esquinales, pasó tres inviernos en el Polo Norte, sin problemas de salud, y había alcanzado el punto más al Norte logrado por el hombre el 8 de abril de 1895.
Cuando esto ocurrió Amundsen ya era un joven ambicioso de 23 años (nació el 16 de julio de 1872 en Borge, Noruega) y estudio y adoptó la metodología de Fridtjof Nansen para sus aventuras: Igualmente se fue a vivir con los indígenas inuit en las regiones árticas, para aprender sus formas de sobrevivencia y comprobó que el uso de esquís tirados por perros era una muy buena forma de avanzar y transportar el equipo.
Durante meses se alimentó de perros y pinguinos en la Antártida, aprendió a manejar ingenios aéreos cuando vio que eran el camino más seguro para alcanzar el polo Norte y no dudó en ocultar sus verdaderas intenciones a quienes eran sus mentores como Nansen, que para entonces quien le dejó su barco, y el Gobierno noruego, que sufragó sus expediciones.
La visión de la época, de que la exploración la hacían los caballeros y que los hombres debían valerse de sus propios medios para sus expediciones, propiciaron que le hicieran criticas amplias, tanto dentro como fuera de Noruega por este estilo pragmático.
Pero Amundsen por su mismo carácter aventurero tenía siempre problemas económicos que repercutían tanto en su vida personal como en el financiamiento a sus expediciones, pero aún así formó parte de la primera expedición que pasó un invierno en la Antártica, fue el primero en atravesar el mítico Pasaje del Noroeste, el primero en alcanzar el polo Sur como líder de un grupo integrado por cinco hombres y el primero en sobrevolar el polo Norte en avión, junto con Riiser-Larsen, Lincoln Ellsworth y Umberto Nobile.
Amundsen nació el 16 de julio de 1872 en una granja de la región de Fredrikstad, en una familia de marinos y balleneros. Encandilado por los relatos de aventureros y exploradores, en especial los relatos de Sir John Franklin y la búsqueda vana del Paso del Noroeste, con apenas 15 años y ya huérfano de padre, Amundsen tomó la determinación de consagrar su vida a la exploración polar. El éxito logrado por Fridtjof Nansen en la primera travesía de Groenlandia, cuando tenía 17 años reforzó su decisión.
A la muerte de su madre en 1893, a los 21 años, deja los estudios y se enrola en la expedición Bélgica Antártica, la cual queda atrapada por los hielos de la península Antártica por debajo de los 70º S, convirtiéndose en los primeros en pasar un invierno ártico.
Al contrario que Nansen, Amundsen no fue un científico ni tampoco un nacionalista, aunque su pragmatismo pronto le hizo entender que ambos componentes eran esenciales para sufragar sus expediciones; en esa época se vivía una efervescencia nacionalista que llevaría a que Noruega se independizase de Suecia en 1905.
Su primera expedición de largo alcance fue la búsqueda del polo Norte magnético, un punto separado del geográfico, pero también la búsqueda del mítico Paso del Noroeste, el cual se consideraba una posible ruta marítima que comunicaba el norte de los océanos Atlántico y Pacífico por el norte del continente americano, ahorrando miles de kilómetros de navegación.
Amundsen adquirió un pequeño pesquero, el \’Gjoa\’, de sólo 21 metros de largo y 45 toneladas., a contrapelo de la tendencia de llevar grandes barcos a las expediciones polares, para que fuesen cargados de todo tipo de bastimentos. Amundsen en su navío llevó lo imprescindible, pues pensaba obtener el alimento cazando y pescando a lo largo de su travesía. El escaso calado del barco fue también una ventaja, pues hizo posible que encontrara paso por los estrechos canales entre las islas y costas del norte de Canadá, por donde jamás hubiera pasado otro navío de mayores dimensiones.
Entre 1903 y 1905, al norte de Canadá, pasó dos inviernos, aprendiendo más de la forma de vida y la cultura inuits; en el verano de 1905, el \’Gjoa\’ alcanzó la costa de Yukón. Para este viaje Amundsen había hecho un acuerdo con el Times para darsle la exclusiva; una vez en tierra firme, recorrió sobre sus esquís sin el menor problema los 800 kilómetros de distancia ida y vuelta que le separaban de Eagle City, en Alaska, donde estaba el telégrafo más cercano, la única forma de comunicar al mundo la consecución de su éxito y cumplir con el acuerdo que tenía. Para su desgracia, la noticia se filtró en el camino y fue divulgada por los periódicos norteamericanos antes, perdiendo Amundsen la cantidad acordada por la exclusiva.
De ahí siguió su viaje al Polo Sur, para el cual se preparó casi un año, aunque inicialmente su intención era alcanzar el Polo Norte, pero incluso antes de que terminase de preparar la expedición, el estadounidense Robert Edwin Peary lanzó su controvertido anuncio de haber llegado al Polo Norte, disputando con Frederick Cook la primacia. Como sea, a Amudsen dejó de interesarle el viaje.
Con esto Amundsen cambio sus planes en secreto e incluso su tripulación al partir de Oslo, Noruega, el 10 de agosto de 1910, presumía que iban hacia el Polo Norte; tampoco le confío sus planes reales a su protector Nansen.
Desde Funchal, la capital de la isla de Madeira, en Portugal, Amundsen le envío un telegrama anunciado su cambio de planes, a la expedición de Robert Scott, que se había publicitado ampliamente en su intención de alcanzar el Polo Sur para Inglaterra, la cual había partido el 15 de junio de 1910.
El anuncio provocó una fuerte reacción, primero en Inglaterra, donde desapareció hasta el financiamiento para la expedición de Amundsen, y que llevó a una tensión diplomática, incluso.
Amundsen y su equipo llegaron al continente antártico en enero de 1911 a bordo del navío Fram, utilizado antes por Nansen. Instaló su campamento en la Bahía de las Ballenas, en plataforma de hielo Ross. Allí él y sus compañeros estuvieron meses diseñando una ruta, mejorando los equipos y pensando en maneras de disminuir el peso de los trineos.
También colocaron estratégicamente en ciertos puntos del terreno comida y material para utilizarlo en el momento de la gran expedición, del viaje largo y definitivo hacia el polo sur geográfico, que emprendieron cuando empezó la primavera, en septiembre. Crearon y aprovisionaron tres depósitos con más de 3.400 kilos de suministros que incluían 1.400 kilos de carne de foca y 180 litros de aceite de parafina para estufas.
El 21 de abril de 1911 se puso el sol en la Antártida y regresaría hasta 4 meses después; el barco había salido para Argentina, con órdenes de regresar a principios de 1912.
Durante este tiempo Amundsen y sus hombres se dedicaron a mejorar los trineos, que habían demostrado deficiencias en los viajes de aprovisionamiento, y a preparar el equipo; por ejemplo rebajaron el peso de los trineos en casi un 60% sin pérdida de integridad, y mejoraron sus botas de esquí, que habían sido diseñadas por el propio Amundsen.
Durante el viaje descubrieron el Glaciar Axel Heiberg; la travesía de los 1,300 kilómetros se hizo con bajísimas temperaturas, entre tormentas y conflictos de los miembros de la expedición.
A finales de noviembre muy cerca del objetivo instalaron un campamento un tanto macabro pero necesario. Lo apodaron como La Carnicería. Allí mataron a 24 de los 52 perros. Con ellos alimentaron al resto de los animales y comieron en el viaje de regreso.
Amudsen tenía prisa por llegar a su objetivo y volver, tanto para ganarle a la expedición de Robert Scott, la cual había sido ampliamente anunciada, y no quería que le ocurriese lo mismo que en el Norte, que la noticia de su hazaña llegase antes que él.
Robert Scott, capitán de la marina y explorador, fue el primero en tocar territorio del polo sur, pero el segundo en plantar la bandera. Tocó el lugar deseado un mes después. Tras ello, él junto a sus tres compañeros murieron, cuando regresaban a casa víctimas de una fuerte tormenta.
El 8 de diciembre los noruegos superaron el récord de Shackleton. El 13 de diciembre acamparon a menos de 30 kilómetros de distancia del Polo Sur. El 14 de diciembre de 1911, hacia las 15.00 h., Amundsen (que iba adelantado) llegó a la posición calculada: 90 grados de latitud Sur.
Para evitar errores y polémicas como las de Peary y Cook en el Polo Norte permanecieron allí tres días, calculando y recalculando. Dejaron una tienda de campaña, que bautizaron Polheim (hogar del polo), con equipo y una carta para Scott. Luego iniciaron el regreso, el 18 de diciembre.
Llegaron a Franheim el 25 de enero; dos trineos, 11 perros y cinco hombres que conservaban todos sus dedos; ninguno sufrió congelaciones ni problemas serios de salud en los 99 días que había durado el viaje.
Habían recorrido 3.440 kilómetros en las peores condiciones imaginables. Perseguidos por la duda sobre lo que estaría haciendo Scott no perdieron el tiempo: el 30 de enero partieron en el Fram (que había regresado) hacia Tasmania, donde tardaron 5 semanas en llegar.
Desde allí anunciaron su triunfo a su llegada a Hobart, el 7 de marzo de 1912. Amundsen, que había soñado toda su vida con el Polo Norte, había conquistado en su lugar el Polo Sur.