Para la escritora, crítica literaria, narradora y ensayista de la Universidad Veracruzana (UV), Esther Hernández Palacios, la poesía nació a la par del homo sapiens sapiens, cuando se produjo una explosión cultural, cuyo resultado fue el surgimiento del arte, la religión y la ciencia.
La Directora general de Difusión Cultural presentó la conferencia “Del origen de la poesía”, el jueves 4 de septiembre en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información, campus Xalapa, en el marco del evento “Presencia de El Colegio Nacional en la Universidad Veracruzana”.
Ahí retomó a Steven Mithen (arqueólogo inglés especialista en asentamientos mesolíticos), quien dice que sólo es posible entender el presente conociendo el pasado, y por ello ha estudiado la aparición del homo sapiens sapiens, que sucedió hace alrededor de 100 mil años.
“Podemos suponer que la poesía nació precisamente en el momento de la explosión cultural que tuvo lugar con la aparición del hombre moderno (homo sapiens)”, expresó Hernández Palacios; y nació como canto ligado a los ritos de la primera cosmogonía unida a la pintura, la danza y la música.
“Para hablar del pasado de la poesía debemos remitirnos, entonces, a hacia alrededor de 100 mil años, también podríamos citar su inicio, o por lo menos sus antecedentes en una fecha todavía más lejana, 6 millones de años atrás, cuando el cerebro del chimpancé se separó del de los ancestros de los humanos modernos”.
Dijo también que para construir las primeras obras de arte, nuestros ancestros tuvieron que utilizar a la vez las distintas áreas cognitivas y este salto fue posible gracias a la analogía, base de la metáfora y por lo tanto de la poesía.
“El arte nace de la mano de los mitos y sus rituales, es decir, de las primeras respuestas que los hombres construyeron para tratar de explicarse el misterio de la existencia, expresar el asombro frente a la primera contemplación consciente del mundo, alabar el milagro y aceptar la fugacidad de la vida”, explicó.
“La concepción de la poesía como un regalo y una ofrenda a la diosa, la naturaleza, la madre tierra o como queramos llamarle, se esfumó de la vida europea con el avance de la cultura judeocristiana. Sobrevivió unos siglos más en los pueblos celtas y revivió con el advenimiento del romanticismo a finales del siglo XVIII”, añadió más adelante.
Comentó lo interesante que resulta el culto a las abejas, y cómo para Aristóteles, Filóstrato, Eliano y Aristófanes eran aliadas y vistas como mensajeras de las musas. “Contaba una antigua leyenda griega que eran poetas aquellos hombres en cuyas cunas, siendo recién nacidos, habían volado las abejas”.
Por ellos exhortó a reflexionar sobre la actual posibilidad de que se extingan las abejas. “Hay que recordar que la analogía es la base no sólo del género poético, sino del origen del hombre moderno”.