UAM. En México no existen sistemas de análisis rápidos que permitan detectar la presencia de dioxinas en productos alimenticios, por lo que es necesario realizar proyectos de investigación que los desarrollen, con el propósito de verificar y controlar la calidad e inocuidad de los alimentos respecto a los contaminantes químicos ambientales, y proponer políticas públicas que regulen las empresas que estén contaminando el medio ambiente, señaló la doctora Silvia Peña Betancourt, responsable del Laboratorio de Toxicología de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).
Las dioxinas son compuestos químicos también llamados contaminantes ambientales persistentes de elevada toxicidad que afectan la salud humana. Se ha demostrado que una exposición constante con niveles muy bajos del orden de los picogramos (pg) pueden ocasionar alteraciones en el sistema inmunológico y cáncer de piel o de órganos internos de quien los consume.
La doctora Peña Betancourt explicó en entrevista que a diferencia de Europa, donde se tienen estrictos controles para garantizar la inocuidad de los alimentos, en México es todavía insuficiente la investigación respecto a estos contaminantes emitidos principalmente por actividades industriales y/o por la quema de cultivos.
La doctora en Toxicología y Farmacología por la Universidad Claude Bernard de Lyon, Francia explicó que estos compuestos entran a la cadena alimenticia por las industrias del papel, plásticos y todas aquellas que utilicen cloro en sus procesos, al emitir las dioxinas al ambiente contaminando suelos, praderas y mantos acuíferos que entran en contacto con los animales que los consumen y acumularse tras su ingestión en el tejido adiposo. El ser humano se encuentra expuesto a ellos en un 90 por ciento al consumir carne, leche, pescado (atún) contaminados.
Agregó que en el Laboratorio de Toxicología de la Unidad Xochimilco “siempre nos hemos preocupado por la calidad de los alimentos y la inocuidad de éstos para el consumo humano y animal”, y en ese sentido se busca la actualización de los proyectos de investigación del Área de investigación de Conservación y Comercialización de Productos agropecuarios del departamento de Producción Agrícola y Animal, encaminados a identificar la frecuencia y riesgo de los contaminantes a la salud humana y animal.
En el caso de las dioxinas, dijo, es necesario establecer su origen, en dónde está la fuente emisora y verificar mediante métodos rápidos de detección la presencia de los contaminantes, pues “todos comemos lo mismo, pero no todos nos enfermamos igual”.
Estos contaminantes son ambientales, que se producen por las industrias que utilizan cloro, que los liberan al medio ambiente y que se diseminan por las corrientes atmosféricas o hídricas, magnificando sus niveles de contaminación en suelo, agua, praderas y cultivos agrícolas que los animales consumen, los cuales se acumulan en el tejido adiposo para luego ser eliminados en leche, carne y huevo llegando al consumidor final de estos alimentos.
Otra fuente de exposición de los animales es a través del consumo de alimentos comerciales balanceados (piensos) cuando las industrias utilizan grasa reciclada como aportador energético y/o para evitar la aglutinación del pellet.
Explicó que las dioxinas son sustancias químicas difíciles de analizar ya que requieren costosos equipos para su identificación y cuantificación como es la Cromatografía gaseosa acoplada a masas (GC-MS) con la que difícilmente se cuenta en las Instituciones públicas y privadas, por lo que la búsqueda de métodos rápidos de detección también llamados biosistemas, debe ser una prioridad y no esperar a que otros países tomen la iniciativa, como es el caso de Holanda, que ha desarrollado comercialmente un kit que es capaz de detectar dioxinas en horas sin instrumentación sofisticada.
Agregó que en México existe la legislación para compuestos relacionados como son los plaguicidas organoclorados pero no para las dioxinas, por lo que nos basamos en lo que establecen los países Europeos, debido probablemente a la falta de instrumentación en los laboratorios y de personal capacitado para su análisis.
Por lo que es necesario en lo mediato desarrollar y utilizar los biosistemas de detección con el objeto de establecer monitoreos de estas sustancias para detectar su frecuencia y niveles y posteriormente proponer su normalización, y en este propósito “nuestra institución debe de liderar a los grupos interesados, comentó.
Propuso en ese sentido impulsar un proyecto de la UAM incluyente que involucre a personal académico de las distintas Unidades para unir capacidades con el objeto de desarrollar biosistemas de detección de sustancias contaminantes como las dioxinas con el fin de establecer un programa de monitoreo de dioxinas en toda la cadena agroalimentaria nacional.