El sabor del pescado o de la fruta no provocan ningún placer en el paladar de los pingüinos. Un estudio genético realizado por investigadores de la Universidad de Michigan (EE UU) revela que estas aves marinas han perdido tres de los cinco sabores básicos – amargo, dulce y umami (cárnico)– a través de la evolución. Para ellos la comida solo tiene dos sabores: salado y agrio.
“No sabemos aún cómo afecta esta pérdida del gusto a la vida de los pingüinos. En general, el sabor agrio ayuda a detectar la comida estropeada y el amargo a detectar componentes tóxicos, no sabemos si los pingüinos tienen otros modos de detectarlas”, explica a Sinc Jianzhi Zhang, investigador de la universidad estadounidense y autor principal del trabajo, publicado hoy en la revista Current Biology.
Los autores indican que el sabor cárnico y el amargo se perdieron en el ancestro común de los pingüinos, mientras que el dulce se perdió mucho antes. “Los receptores del gusto podrían haber desaparecido en los pingüinos a causa del frío extremo de los entornos en los que vive. Todos los pingüinos tienen raíces en la Antártida, incluso los que han migrado a lugares más cálidos», añade Zhang.
A diferencia de los receptores para sabores salados y agrio, los necesarios para detectar el dulce, el amargo y el sabor de la carne son sensibles a la temperatura y no funcionan bajo temperaturas muy frías. “En otras palabras, incluso si los pingüinos tuvieran los receptores, no serían de mucha utilidad para muchos de ellos” aseguran los científicos.
Comer sin masticar
Además, los pingüinos tienen el hábito de tragar la comida entera. “Este comportamiento así como la función y estructura de su lengua, indican que el pingüino no necesita percibir sabores, pero lo que no está claro es si estos rasgos son causa o consecuencia de la pérdida”, señala el investigador.
Las lenguas de los pingüinos también tienen otras peculiaridades. Algunos estudios anatómicos apuntan a que algunos pingüinos carecen completamente de papilas gustativas –la localización de los receptores del gusto–. En lugar de tener las lenguas cubiertas de papilas rígidas y afiladas, están cubiertas de una gruesa capa rugosa, lo que les puede servir para atrapar y sostener la comida.
Muchos otros pájaros, como los pollos y los pinzones, tampoco pueden detectar el sabor dulce. Pero sí que tienen receptores para detectar el amargo y el sabor de la carne.
Referencia bibliográfica:
Jianzhi Zhang et al. “Molecular evidence for the loss of three basic tastes in penguins”. Current Biology 16 de febrero de 2015 http://dx.doi.org/10.1016/j.cub.2015.01.026
(SINC)