Cerca de 60 por ciento de los adultos mayores que viven en los asilos llegan a padecer delírium, aseguró el geriatra René Sarquiz Cancino, quien refirió que este es un padecimiento muy común y su incidencia es cada vez mayor, especialmente entre las personas de la tercera edad, pues suelen tener enfermedades que lo desencadenan. Como ejemplo mencionó que casi el 50 por ciento de los pacientes que son operados de cirugías ortopédicas pueden presentarlo.
El geriatra es parte del cupero que da servicio en el Sistema de Atención Integral a la Salud, de la Universidad Veracruzana (SAISUV), quien presentó su conferencia sobre el tema, en el marco de la Semana Mundial del Cerebro, organizada por el Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice) de la misma casa de estudios.
El especialista explicó que el delírium no se considera una enfermedad, sino un síndrome provocado por una alteración cerebral primaria o secundaria a una enfermedad sistémica, neurológica, intoxicación o abstinencia de agentes tóxicos o fármacos.
La característica principal, señaló, son las alteraciones de la cognición, como son el conocimiento, la comprensión y la atención, “es transitorio, agudo y reversible, pero sus síntomas fluctúan durante el día o en un lapso de días”.
Sarquiz Cancino agregó: “Afecta la conducta, las emociones, los movimientos corporales y el pensamiento, por eso aparecen ilusiones, alucinaciones, distorsiones de la realidad”.
Explicó, además, que los adultos mayores tienen una alta vulnerabilidad a las alteraciones neuroquímicas a nivel cerebral y son más sensibles a los cambios en neurotransmisores como la dopamina y la acetilcolina.
Los neurotransmisores son las sustancias químicas encargadas de la transmisión de las señales desde una neurona hasta la siguiente, a través de las sinapsis.
Por ello “si la acetilcolina disminuye es factible que la persona sea propensa a la aparición de este cuadro; en cambio, si la dopamina aumenta se bloquea naturalmente la acetilcolina, lo que propicia que la alteración sea más aguda”, puntualizó.
El delírium, detalló el especialista, sólo se presenta en el uno por ciento de los adultos mayores sanos y que viven en sus hogares, pero alrededor del 34 por ciento de aquellos que sufren alguna enfermedad tiene la posibilidad de desarrollarlo.
“En el hospital, un paciente de edad avanzada que ingresa por traumatismo y tendrá una cirugía ortopédica, tiene 50 por ciento de posibilidad de estar confinado a tener delírium post-operatorio. Mientras que en los asilos, 60 por ciento de las personas lo tienen.”
Respecto de los tratamientos existentes, destacó que lo primordial es encontrar la causa básica que lo genera, si se trata de un padecimiento o de un elemento externo (cambio de hábitat, medicamentos o algunos otros productos), aunque generalmente su manejo es conductual y farmacológico.
“Es importante que el equipo paramédico, enfermeras, cuidadores y familiares cercanos al paciente, detecten si está teniendo algún cambio para que el médico tratante pueda incidir en su manejo.”
Por último, dijo que para prevenir el síndrome, lo importante es que la persona de la tercera edad conviva periódicamente con amigos y familiares; tenga un manejo adecuado de las enfermedades base; se le oriente cuando esté perdido en tiempo y en espacio; que permanezca en un ambiente cordial y familiar y que tenga una calidad alta de sueño reparador.