Orquesta Sinfónica de Xalapa

Orquesta Sinfónica de Xalapa


La Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) interpretará este 27 de marzo una obra clave en el repertorio de Johannes Brahms, el Réquiem alemán, con actuaciones como solistas de la soprano Tamara Acosta, el barítono Genaro Sulvarán y el Coro de la Universidad Veracruzana (UV), todos bajo la dirección de Lanfranco Marcelletti.

El concierto se llevará a cabo en la sala de conciertos del Complejo Cultural Tlaqná, a las 20:30 horas.

Tamara Acosta es una cantante de amplia experiencia y ha obtenido reconocimiento por su labor con diversas organizaciones musicales de Norteamérica. Ha cantado recientemente los Réquiem de Mozart y Verdi, A Sea Symphony de Ralph Vaughan Williams, Gloria y Stabat Mater de Francis Poulenc, así como Te Deum de Anton Bruckner.

En roles operísticos se ha desempeñado con las compañías de Delaware y Chicago, y cantó el papel titular en Tosca de Puccini. Con la Ópera de Nashville hizo Donna Elvira en Don Giovanni, a lo que siguieron actuaciones con las compañías Sarasota, Pacífico y Santa Fe. Residente en Ithaca, Nueva York, no es ésta la primera ocasión que aborda la obra de Brahms.

Por lo que respecta al barítono de Coatzacoalcos, Genaro Sulvarán, es considerado como “el mejor Rigoletto de Latinoamérica” y en su fructífera carrera ha obtenido muy significativos aciertos.

Desde su debut en Nueva York como el Conde de Luna para la ópera Il Trovatore de Verdi, su carrera internacional le ha llevado a cantar los principales roles de barítono en El holandés errante, Macbeth, Otelo, Rigoletto, Nabucco, Simón Boccanegra, Un ballo in maschera, Aída, La Traviata, Tosca, La Bohème, Andrea Chenier, Carmen, La Gioconda, Lucia di Lammermoor, Cavalleria rusticana, Sansón y Dalila, Don Giovanni, Le nozze di Figaro, Elektra, Ariadne auf Naxos y muchas más, en escenarios de todo el orbe.

En 1997 participó junto a Plácido Domingo en el Concierto de Gala ofrecido por la Presidencia de México en el Palacio de Bellas Artes a los reyes de España. Sus representaciones en roles de enorme poderío dramático y gran demanda histriónica han sido elogiadas altamente por la crítica internacional.

Los biógrafos de Brahms indican que el Réquiem alemán nació como un homenaje a Robert Schumann, su amigo y protector, quien falleciera en 1856. De un año después datan los primeros fragmentos, tarea que el músico aceleró una vez que se enteró de la muerte de su madre, con quien no contactó en aquellos aciagos días por disgustos sin importancia.

El Réquiem alemán se estrenó en febrero de 1869, en la ciudad de Leipzig, con una aceptación inmediata que motivó no sólo una veintena de prontas reposiciones en Alemania, también la exigencia de llevarlo lo más pronto posible hacia Londres, San Petersburgo y París.

Al considerar la fuerza que comenzaba a cobrar el pensamiento agnóstico en el siglo XIX, uno de los biógrafos de Brahms, Max Kalbeck, aseguró que el músico jamás creyó firmemente en la inmortalidad del alma o en la vida después de la muerte. Pero el pensamiento de Brahms estaba firmemente anclado en una tradición en la cual la Biblia es documento elemental.

Por lo mismo, lo que prevalece en el espíritu del Réquiem alemán es la actitud imperturbable ante la muerte, la resignación ante la pérdida de los seres queridos y, principalmente, el consuelo que el arte musical es capaz de proveer.

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