El analfabetismo de las mujeres adultas mayores y de las indígenas alcanza tasas del 28.7 y 35.1 por ciento, respectivamente, señala impactante estudio.
Según reportes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México ocupa el segundo lugar entre los países miembro con mayor proporción de mujeres que no estudian ni trabajan en el mercado formal, con una cifra de 5.9 millones.
Si bien en los últimos quince años se han reportado avances en cobertura educativa y logrado reducir la brecha de género en ese renglón, el problema se acentúa en las comunidades rurales e indígenas, donde el sector femenino registra seis veces más analfabetismo.
Al respecto, el Consejo Nacional de Población (Conapo) indica que el analfabetismo de las mujeres adultas mayores y de las mujeres indígenas alcanza tasas del 28.7 y 35.1 por ciento, respectivamente. Asimismo, resalta que nueve de cada 10 niños indígenas asiste a la escuela primaria, en contraste con 8.5 de cada 10 niñas.
Aunque las causas de la problemática son variadas se han detectado como más frecuentes la pobreza económica y los embarazos tempranos, a las que se suman la violencia escolar, la desigualdad y la discriminación en las instituciones académicas, de acuerdo con un estudio titulado Género e Igualdad. Análisis y Propuestas para la Agenda Pendiente, realizado y publicado por expertos adscritos a la Fundación Angélica Fuentes.
Asimismo, cita los datos de la Encuesta Nacional sobre Deserción de la Educación Media Superior (ENDEMS), los cuales indican que hay una tasa anual de deserción escolar de jóvenes, de entre 14 y 25 años, de 14.93 por ciento. En términos generales, las principales razones son, de acuerdo con esta fuente, el costo de los útiles, el transporte y las inscripciones. Sin embargo, en el caso de las mujeres, 23 por ciento ocurre por embarazos tempranos.
Cabe destacar que en agosto de 2014 la Secretaria de Educación Publica informó que el riesgo de deserción escolar por embarazo se eleva en un 370 por ciento, revela el estudio.
Ahora bien, respecto a los porcentajes de hombres y mujeres inscritos en educación superior, el reporte Género e Igualdad. Análisis y Propuestas para la Agenda Pendiente señala que existe cierta disparidad respecto a las diferentes áreas de estudio. Además, resalta que aunque las mujeres estudien carreras relacionadas con ciencia, ingeniería y tecnología, se desarrollan menos en esas áreas sin importar su desempeño académico.
Por otra parte, apunta que el campo laboral para los graduados universitarios es diferente para mujeres y hombres. De esta manera, alrededor del 66 por ciento de las mujeres que estudiaron humanidades, trabajan como maestras, comparado con el 53 por ciento de los hombres.
En tanto el 71 por ciento de los hombres que estudiaron carreras relacionadas con ciencia, trabajan como profesionales en física, matemáticas e ingeniería, mientras que sólo 43 por ciento de las mujeres tiene ese tipo de ocupaciones.
“La escasa participación de las mujeres en áreas de estudio como la ciencia, ingeniería y tecnología podría explicarse, en parte, como consecuencia de prejuicios socio culturales, que vinculan ciertas profesiones, con el género femenino o masculino; así́ como a la falta de flexibilidad en el trabajo, que en ocasiones predomina en dichas áreas y por lo tanto desincentiva la participación de la población femenina”, subraya el estudio de la Fundación Angélica Fuentes.
En este contexto, el documento cita el Programa Sectorial de Educación (PSE) 2013-2018, el cual incluye numerosas acciones encaminadas a promover la igualdad entre hombres y mujeres, en el ámbito educativo, como el de: “Asegurar la calidad de los aprendizajes en la educación básica y la formación integral de todos los grupos de la población”, en donde se menciona que las escuelas deben producir aprendizajes significativos y sin estereotipos de género en todos los alumnos, desde que ingresan hasta que concluyen.
Por su parte, la Secretaría de Educación Pública (SEP) ha promovido la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres en el sistema educativo mexicano de diversas maneras, como la instrumentación de campañas en los medios de comunicación, la revisión de los libros de texto y la elaboración de materiales de apoyo para docentes. Sin embargo, estos pasos no han sido suficientes.
Considerando el pequeño porcentaje de mujeres que desarrollan su carrera universitaria en las carreras de ingeniería, ciencias, tecnología y matemáticas, la Fundación recomienda que “las universidades públicas a nivel nacional realicen una acción afirmativa para la mayor incorporación de mujeres en las carreras de ingeniería y ciencias exactas mediante el establecimiento de una cuota de al menos 40 por ciento en el ingreso”.
(Agencia ID)