Un estudio realizado por investigadores del Grupo de Radioastronomía de la Universitat de València ha determinado la masa de una diminuta estrella binaria gracias a sus intensas emisiones en radio -raras en estrellas tan pequeñas- que obligaría a revisar los modelos de evolución estelar. Los resultados de este trabajo se publican en el último número de la revista ‘Astronomy & Astrophysics’.
En concreto, la pequeña estrella binaria es conocida como AB Doradus B y se encuentra en el sistema estelar AB Doradus que consta de dos pares de estrellas. Normalmente, las estrellas emiten luz que se puede ver a simple vista o a través de telescopios, pero algunas de ellas también emiten ondas de radio, similares a las de las televisiones, los teléfonos móviles o los microondas.
Estas emisiones han permitido el cálculo de la masa de esta estrella, un cálculo complicado, pero “cuando esta se encuentra en compañía de otra, su movimiento orbital nos proporciona una manera precisa de determinarla, tal y como dicen las leyes de Kepler”, afirma el director del Observatori Astronòmic, José Carlos Guirado, coautor de la investigación. “La masa de estas estrellas no puede ser reproducida por los modelos de evolución estelar actuales, lo que obliga a una importante revisión de estas teorías”, agrega el científico del Departamento de Astronomía y Astrofísica.
Dos estrellas en una
Desde el año 2007, investigadores de la Universitat de València han observado el sistema estelar AB Doradus con la red de antenas de radio australiana conocida como Long Baseline Array (LBA). El LBA está constituido por 10 antenas situadas entre Australia y Sudáfrica que observan el cielo del hemisferio sur de manera coordinada y constituyen el equivalente a un único radiotelescopio de miles de kilómetros de extensión. Esta técnica, que consiste en combinar la observación realizada por varias antenas, se denomina interferometría de muy larga base y “permite ver detalles finísimos en los objetos celestes, tanto que si se pudiera llevar un periódico a la Luna se podría ver los titulares desde la Tierra”, compara Guirado.
El estudio del par Ba y Bb ha permitido descubrir que estas estrellas, como indica la investigadora Rebecca Azulay, coautora el trabajo, “presentan una intensa emisión de ondas de radio que ha sido captada por las antenas del interferómetro australiano. Pero las estrellas brillan a longitudes de onda del visible y no demasiado en ondas de radio, entonces, ¿de dónde proviene tanta emisión?”, plantea la científica.
“La gran velocidad de rotación de cada una de las estrellas nos hace sospechar que tanto Ba como Bb son, a su vez, el resultado de dos estrellas en contacto en altísima rotación que se fundieron en un único objeto. Por ello, hoy en día, Ba y Bb aún giran sobre sí mismas con gran velocidad y producen intensas ondas de radio de la misma manera que la dinamo de una bicicleta genera luz cuando giran sus ruedas”, argumenta Azulay.
En la Gran Nube de Magallanes
El sistema estelar AB Doradus se encuentra en la constelación del Dorado, una constelación circumpolar visible únicamente desde el hemisferio sur y cuya forma recuerda, quizá de forma vaga, a este tipo de pez. Es conocida porque en ella se encuentra la mayor parte de la Gran Nube de Magallanes, la tercera galaxia más próxima a la Vía Láctea y uno de los objetos extragalácticos más atractivos de ver a simple vista.
José Carlos Guirado es director del Observatori Astronòmic de la Universitat de València e investigador del Departamento de Astronomía y Astrofísica. Sus líneas de trabajo incluyen el estudio de quásares y objetos estelares con técnicas de interferometría y participa en el diseño de futuros instrumentos como el Square Kilometre Array (SKA). Por su parte, Rebecca Azulay es investigadora del Grupo de Radioastronomía de la Universitat de València.
(Asociación RUVID)