Después de años de investigación es posible decir que en México la cisticercosis está controlada y ahora se trabaja en otros aspectos del tratamiento, como la inmuno-modelación con una proteína del parásito que da origen a la enfermedad.
Así lo señala la doctora Ana Flisser Steinbruch, quien recibió el Premio Carlos Slim en Salud 2015 en la categoría trayectoria en investigación, por más de 40 años de haber enfocado sus estudios científicos a la cisticercosis, su prevalencia en cerdos y humanos, y sus formas de control.
“Considero que mi principal contribución en el estudio de cisticercosis tiene que ver con la identificación de cómo se desaloja y diseminan los huevecillos de la solitaria intestinal en la persona que tiene el parásito”, refiere la científica de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
La cisticercosis se debe a Taenia solium, una lombriz que vive en su estado larvario en el intestino del cerdo y que puede alojarse en sus músculos. Al respecto, la investigadora de la UNAM explica que el peligro radica en que las personas coman carne del porcino contaminado, pues una vez en el organismo los parásitos se pueden dirigir a los músculos y al intestino.
“La Taenia solium es popularmente conocida como solitaria, tiene forma de tallarín blanco, puede medir hasta cuatro metros de longitud en un máximo de seis meses y sin producir síntomas se dirige al cerebro y desarrollar neurocisticercosis.
“Como el cuerpo humano no es el hospedero natural del cisticerco, el sistema inmune se acelera y produce inflamación, crisis convulsivas, parálisis severa, dolores de cabeza intensos, retraso mental y la muerte en casos severos”, detalla la inmunóloga de la UNAM.
Los huevecillos de la Taenia se arrojan de manera natural en la materia fecal de las personas, quienes de hacerlo al aire libre las exponen a que sean ingeridas por cerdos. Es por ello que la doctora Flisser Steinbruch sugiere cuatro medidas preventivas: “No dejar que los puerquitos deambulen libremente para que no tengan acceso a materia fecal; no defecar al aire libre o cubrir las excreciones con cal; cocer muy bien la carne de cerdo, y revisar nuestras heces, pues de haber presencia de la solitaria habrá muestras en el excremento en forma de un pequeño tallarín y con ello se puede infectar el entorno y poner en riesgo a toda la familia”.
(Agencia ID)