Manuel Martínez Morales
El amor es una celda
sin puertas,
sólo una alta ventana
resplandece
resolviendo
la profunda oscuridad
que nos habita.
– Mírate nomás Mané, el país cayéndose a pedazos y tu escribiendo versos sobre el amor. ¿Acaso no te das cuenta de lo que ocurre a tu alrededor?
– Precisamente por eso escribo versos, estimado Sidonio, para no derrumbarme yo también en cachitos. Bueno, eso me recomendó mi psicoterapeuta la última vez que la consulté. Porque imagina nada más lo que pasaría a mis deterioradas neuronas si las sobrecargo con el conocimiento de los detalles de lo que nos acontece. Sería un golpe devastador.
– Por ejemplo, fíjate lo que sucede con la libre introducción de productos transgénicos en México, gracias a las consideraciones que nuestras autoridades tienen para con las grandes transnacionales que los producen y comercializan.
Sucede que la empresa Monsanto ya tiene todos los permisos necesarios para el cultivo, no solamente de maíz transgénico, sino de otros productos como la que ya se siembra en gran escala en la península de Yucatán.
Y según afirma la investigadora de la Facultad de Bioanálisis de la Universidad Veracruzana, doctora Alma Delia Viveros Ruiz, uno de los herbicidas más importantes por su amplio uso y efectos indeseables es el glifosato, que es no selectivo, de amplio espectro, y se aplica en cultivos de maíz, soya, algodón, remolacha y alfalfa para eliminar malezas como pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies leñosas. En los cultivos transgénicos resistentes a él -como la soya sembrada en Campeche y Quintana Roo- se usa en grandes cantidades para erradicar las malezas sin afectar al cultivo.
La investigadora explica que además de la toxicidad del glifosato por sí mismo, los herbicidas comerciales que lo contienen pueden ser altamente tóxicos y causar graves efectos adversos como daños genéticos, trastornos reproductivos y carcinogénesis, debido a que se les añaden otras sustancias que también son tóxicas; así, las formulaciones comerciales a base de glifosato son más tóxicas que éste por sí mismo; por ejemplo, la cantidad de Roundup (glifosato + POEA) necesaria para causar la muerte de ratas es tres veces menor que la de glifosato puro. Numerosos estudios han demostrado que estos herbicidas son peligrosos para la salud pública.
Después de que el glifosato es absorbido por las plantas, se moviliza a sus partes comestibles y sus residuos se han encontrado en fresas, frambuesas, lechugas, zanahorias y cebada, entre otros; también se han identificado en algunos alimentos que fueron sembrados un año después de que se aplicó glifosato en el predio. Como resultado, puede llegar a los seres humanos a través de los alimentos en cuyo cultivo se ha empleado o en los que se siembran tiempo después en donde se aplicó.
Escúchame Sidonio, yo mismo lo vi en un reportaje en la tele: el glifosato en Campeche es rociado sobre amplias extensiones de cultivos desde avionetas dispersándolo en un área que sobrepasa aquella donde se encuentran los cultivos transgénicos, contaminando grandes extensiones del territorio campechano. Y, de acuerdo a ese reportaje, la contaminación y sus efectos no sólo alcanza a los trabajadores que son rociados directamente por el herbicida, sino también, por ejemplo, a sus esposas que les lavan la ropa.
Monsanto aplica la soya genéticamente modificada en paquete con el Roundup, con el propósito de obtener una mayor productividad. Los efectos son devastadores, pues al introducir de golpe y porrazo este nuevo cultivo y el herbicida, las leyes de los sistemas complejos y la teoría del caos nos permiten avizorar efectos impredecibles. Por ejemplo, el cultivo de esta soya, tiene efectos en la polinización de las flores, que ya afecta la producción de miel, siendo ésta un importante producto de exportación.
Lo que aquí no queremos ver, los europeos si lo perciben y ya han cancelado la importación de miel del estado de Campeche –posiblemente contaminada por el glifosato- afectando así seriamente la economía de los apicultores y la del estado mismo.
El riesgo a largo plazo que puede estar asociado con algunos cultivos transgénicos, como el maíz y la soya, es muy alto, ya que, por un lado, hay un gran aumento en el uso de glifosato en estos cultivos y, por otro, se ha comprobado una marcada correlación entre el cultivo mismo y el consumo de estos productos con la prevalencia de enfermedades metabólicas y varios tipos de cáncer en los expuestos.
El glifosato se ha identificado, últimamente, en altas concentraciones en la leche materna de mujeres estadounidenses, lo que comprueba su capacidad de bioacumulación en los tejidos grasos y el riesgo para los recién nacidos. También se ha demostrado su presencia en alimentos para bebés a base de soya ya que sus residuos en la soya transgénica no desaparecen con el procesamiento y permanecen en los alimentos elaborados con ella.
En México, la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) aprobó en 2014 el libre consumo de 132 productos transgénicos, de los cuales el 50% son de maíz; por ser éste la base de la alimentación de los mexicanos, en el futuro inmediato una parte importante de la población del país estará expuesta a los residuos de glifosato presentes en los productos recién autorizados.
-En estas condiciones, Sidonio, mejor sigo escribiendo versos, ¿o qué hacemos?
Reflexionar para comprender lo que se ve y lo que no se ve.