Sandra Isabel Jiménez Mateos
La esclavitud es un mal que predomina aún en este siglo XXI y que está tan extendida que llega a 21 millones de personas en todo el mundo, de acuerdo con cifras proporcionadas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la cual calcula que esto genera unos 150.000 millones de dólares anuales de ganancias ilícitas en el sector privado.
Los datos fueron emitidos en la conmemoración del Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, este 2 de diciembre del 2015.
Para darse una idea de la dimensión, 21 millones es el 10% de la población de Brasil, o casi el 20% de la de México, que son los más poblados del subcontinente, pero también es poco menos de la mitad de los habitantes de Colombia y Argentina, y las dos terceras partes de quienes pueblan Perú y Venezuela.
21 millones es una cifra superior a los habitantes de cada uno de los otros 20 países que componen América Latina.
21 millones de esclavos es el equivalente a la gran mancha urbana de la ciudad de México o a las ciudades de Nueva York o Sao Paulo.
Ante este panorama, Ban Ki-moon, Secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), refirió que el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, además de servir de recordatorio de crímenes cometidos en el pasado, “nos ofrece la oportunidad de reafirmar nuestra determinación de luchar contra los problemas contemporáneos”.
Las formas modernas de esclavitud –refirió- son numerosas y comprenden desde el trabajo de los niños como empleados domésticos, peones agrícolas u obreros fabriles, pasando por los trabajadores en régimen de servidumbre que se esfuerzan por pagar deudas cada vez más elevadas, hasta las víctimas de la trata de personas con fines de explotación sexual, que sufren abusos indecibles.
Puntualizó el peligro de que la esclavitud moderna se incremente ante las graves crisis humanitarias que se viven en el planeta y que obligan a más de 60 millones de personas a abandonar sus hogares, a los que se suman varios millones más que cruzan las fronteras en búsqueda de una vida mejor.
Mencionó que al aprobar la “Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible” los dirigentes mundiales se comprometieron a consolidar la prosperidad, la paz y la libertad para todas las personas, y, en concreto, establecieron los objetivos de erradicar el trabajo forzoso y la trata de personas “y poner fin así a todas las formas contemporáneas de esclavitud y trabajo infantil”.
Pero también es necesario rehabilitar a las víctimas liberadas, ante lo cual instó a los Estados Miembros, las empresas, las fundaciones privadas y otros donantes a que demuestren su compromiso con la erradicación de la esclavitud y contribuyan a que el Fondo Fiduciario de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para Luchar contra las Formas Contemporáneas de la Esclavitud, tenga recursos para mantener la actividad que durante más de dos decenios, ha prestado con asistencia humanitaria, financiera y jurídica a decenas de miles de víctimas en todo el mundo.
Antecedentes
Con el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud, que se celebra el 2 de diciembre, se recuerda la fecha en que la Asamblea General aprobó el Convenio para la represión de la trata de personas y de la explotación de la prostitución ajena (resolución 317(IV), de 2 de diciembre de 1949).
El día se centra en la erradicación de las formas contemporáneas de esclavitud, como la trata de personas, la explotación sexual, las peores formas de trabajo infantil, el matrimonio forzado y el reclutamiento forzoso de niños para utilizarlos en conflictos armados.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) calcula que 21 millones de personas en el mundo son víctimas de trabajo forzoso en la actualidad, lo que genera unos 150.000 millones de dólares anuales de ganancias ilícitas en el sector privado.
La OIT ha adoptado un nuevo Protocolo jurídicamente vinculante, con el fin de fortalecer los esfuerzos a nivel mundial para eliminar el trabajo forzoso, que se prevé entrará en vigor en noviembre de 2016.
La campaña 50 for Freedom tiene por objetivo persuadir al menos a 50 estados a que ratifiquen el Protocolo sobre el trabajo forzoso antes de 2018.
El 18 de diciembre de 2007, la Asamblea General, en su resolución 62/122, decidió designar el 25 de marzo Día internacional de recuerdo de las víctimas de la esclavitud y la trata transatlántica de esclavos, para que se celebre anualmente a partir de 2008.