México, DF. 1 de diciembre de 2015 (Agencia Informativa Conacyt).- Los océanos cubren gran parte de nuestro planeta, y en ellos habitan increíbles especies todas distintas una de la otra. Se estima que de la flora y fauna marinas conocemos muy poco sobre su gran diversidad. En referencia a los recursos y ecosistemas marinos, México es el duodécimo país con mayor riqueza en estos ámbitos en el mundo.
Estos enormes territorios de agua forman un papel muy importante en el desarrollo de la vida, pues determinan climas, transportan energía, forman parte de cadenas alimentarias, entre otras características.
Diversidad oceánica
La diversidad marina tiene como factor importante la profundidad del mar, la luz de la zona y la distancia a las costas. La primera influye directamente en la caracterización física y química de las aguas. La distancia otorga un rasgo definido en la influencia de las aguas en los organismos y su consecuencia es la interacción de seres pelágicos y bentónicos. Los organismos pelágicos son los que habitan las columnas de agua, mientras que los bentónicos habitan los fondos marinos.
«La disponibilidad de luz a diferentes profundidades determina la presencia de procesos fotosintéticos en los organismos que habitan la zona más somera de los océanos o zona fótica y aquellos que se desarrollan sin su influencia directa, en la zona afótica», describe Juan Eduardo Bezaury Creel en el artículo «Los ecosistemas marinos».
Así como en la fauna terrestre, la fauna marina se divide en varios conjuntos de especies como el plancton, necton y bentos.
Los pequeños organismos
El plancton corresponde a pequeños organismos regularmente del orden menor a tres centímetros. Estos tienen una capacidad limitada de contrarrestar las corrientes de agua durante su nado, es por eso que su nombre proveniente del griego, significa errante. Su papel en la Tierra significa que este a diario contribuye a la mayor movilización de biomasa en el planeta, cuya consecuencia es el control de la biogeoquímica orgánica oceánica.
Se divide a su vez en dos componentes: el fitoplancton, que corresponde a organismos autótrofos, es decir que tienen la capacidad de generar su propio alimento, y el zooplancton, microorganismos consumidores secundarios o terciarios, explicó Monserrat Martínez, estudiante de la licenciatura en biología de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) unidad Iztapalapa durante la novena Feria de Ciencias y Humanidades llevada a cabo en noviembre de 2015.
Específicamente, el fitoplancton son microalgas productoras primarias que tienen distintas organizaciones celulares, por ejemplo en cadena, filamentos o agregados celulares. Su presencia y distribución, al igual que en el caso del zooplancton, varía y depende del medio marino o agua dulce en que se encuentren. En este grupo se encuentran las diatomeas, dinoflagelados, clorofitas, cianofitas o cianobacterias, euglenoideos, radiofitas, cocolitofóridos, silicoflagelados, entre otros.
Ahora bien, el zooplancton está constituido por consumidores secundarios o terciarios y por organismos usualmente microscópicos adultos y en fases larvarias; también por formas larvarias que ya en su forma adulta se convertirán en organismos bentos o necton.
Entre este grupo se encuentran de forma abundante los copépodos, cladóceros, rotíferos, cnidarios, quetognatos, eufáusidos y larvas de peces conocidas como ictioplancton.
«Un componente del zooplancton relativamente menos estudiado son sus parásitos, que constituyen una diversidad de varios órdenes de magnitud mayor que los mismos organismos fitoplanctónicos y zooplanctónicos, ya que cada organismo que existe en el planeta es propenso a infestarse o infectarse por múltiples parásitos», afirma la Sociedad Mexicana de Planctología.
Los seres en movimiento
Otro grupo de organismos marinos, el llamado necton, se conforma por los animales que cuentan con la capacidad de que sus movimientos compitan y contrarresten los que ocasiona el mar. Esta característica en común les otorga una línea anatómica parecida entre ellos. «Frecuentemente se presentan en ellos las formas hidrodinámicas pisciformes en sus más diversas modalidades y su cuerpo se encuentra lubricado por recubrimientos mucosos, que reducen la fricción con el agua al mismo tiempo que protegen la piel contra traumatismos e infecciones», expresa el capítulo «Adaptaciones de los organismos del necton» en el libro El océano y sus recursos. VI Bentos y necton.
Otra característica que resalta del necton es que por su naturaleza depredadora, la cabeza y el cuerpo están fuertemente diferenciados, en especial la boca. A esto se le llama cefalización.
Algunas de las más importantes familias de animales incluidas en el necton son los crustáceos, moluscos, peces, reptiles y mamíferos, todos estos con las adaptaciones naturales que les permiten su locomoción factible para la caza, defensa y ataque.
Este conjunto de organismos es el que representa una base fundamental en la comercialización que genera la pesca en el mundo, pues muchas de las especies necton como las sardinas, ballenas, atunes, cachalotes, delfines, entre otras, son los objetivos de esta actividad económica.
En el fondo del mar
Finalmente el conjunto de organismos bentos, los cuales habitan el fondo del océano, «pero no hay que quedarnos con la idea de que el fondo del mar es hasta el abismo, sino que depende de la zona en la que nos encontremos. Por ejemplo en los arrecifes el fondo estará mucho más arriba que el abismo. Dependiendo de las habilidades y adaptaciones de cada uno, es su alimentación», agregó la estudiante.
Los bentos se extienden por casi toda la superficie del fondo del mar y su abundancia decrece progresivamente de acuerdo con la profundidad, y su distribución va de la mano de factores ambientales, físicos, químicos o biológicos.
Asimismo, dentro de esta categoría, existen clasificaciones: hiperbentos, organismos con buenas habilidades y capacidades de nado y que se trasladan en migración vertical sobre el sustrato; epibentos, los cuales habitan sobre el sustrato; y finalmente endobentos, mismos que viven enterrados en el sustrato.
Otra forma de clasificación es su talla o tamaño, como los macrobentos, meiobentos y microbentos, siendo mayores a 500 micrómetros, los primeros, meiobentos de entre 63 micrómetros y 500, y microbentos con dimensiones más pequeñas que 63 micrómetros.
Los grupos que conforman la diversidad de bentos son Porifera o esponjas, Annelida o gusanos poliquetos, Arthropoda o crustáceos como el camarón y la langosta, Cnidaria o coral negro y coral pétreo, Echinodermata o estrellas y pepinos de mar y Mollusca o pulpos y calamares, exponen los doctores Daniel Pech Pool y Pedro Luis Ardisson Herrera en el libro Biodiversidad y desarrollo humano en Yucatán, coordinado por el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY).
El bentos actúa de manera importante en la cadena alimenticia como un eslabón factor, pues su papel tiene que ver con la transferencia de energía de productores primarios y terciarios. Además por su poca o nula movilidad, sirve a los investigadores como indicador de cambios ambientales y les permite tener fisiologías que no necesitan cumplir requisitos hidrodinámicos, esta misma facilidad de flotación hace que sus estructuras esqueléticas gruesas logren ser de grandes tamaños. Algunos llegan a representar un interés comercial.
El 70.8 por ciento del planeta está cubierto por mares y océanos. El 75 por ciento de las especies del planeta son insectos. El 65 por ciento de las especies restantes conocidas en la Tierra, son marinas. Fuente: Los Ecosistemas Marinos. Conabio. |