México es el segundo país con mayor diversidad de especies de tarántulas (arañas grandes y llamativas) después de Brasil; sin embargo, muchas de ellas están en peligro a causa del tráfico de mascotas, los cambios provocados por el ser humano y porque son consideradas una amenaza.
Una de las líneas de investigación del doctor Yann Lucien Hénaut, de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur) y de su grupo de investigación, se enfoca en las tarántulas del género Brachypelma, en especial de Brachypelma vagans, también conocida como tarántula mexicana de cadera roja, que está enlistada en el apéndice II de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), por lo que su comercio internacional está estrictamente regulado.
Los trabajos del doctor Yann Hénaut han permitido ubicar a las poblaciones de esta araña en el sur de la península de Yucatán, además de poner en evidencia la relación que existe entre esta tarántula y las comunidades humanas.
“Al estudiar a las tarántulas de cadera roja en las orillas de la reserva natural de Calakmul, en Campeche, encontramos que viven en los patios de los pobladores o en el centro de los poblados, es decir, cerca de la gente. En todos los estados del sur de México se ha confirmado una estrecha relación ecológica entre las personas y estas arañas; la tarántula mexicana de cadera roja parece necesitar de la actividad humana para vivir a gusto, siempre y cuando se respeten ciertos criterios de sustentabilidad que le permitan desarrollar sus propias poblaciones. A cambio, la presencia de las arañas ofrece ventajas a los humanos, ya que atacan y se comen a las cucarachas y los alacranes, entre otros animales”.
En otro de los estudios en los que ha participado el investigador del Departamento de Conservación de la Biodiversidad de Ecosur e integrante de la Academia Mexicana de Ciencias, se destaca que los mayas choles, dispersos en los estados de Chiapas y Campeche, utilizan a B. vagans en la preparación de medicina tradicional para curar el “mal de tarántula”, que se refiere a problemas pulmonares.
Además, los trabajos de genética de poblaciones de B. vagans o tarántula mexicana de cadera roja, permitieron poner en evidencia la capacidad de dispersión de estas arañas y también la capacidad que tienen para conquistar nuevos territorios. Es el caso de la isla de Cozumel, donde fueron liberadas después de ser utilizadas en la filmación de la película El jardín de Tía Isabel, a principio de los años setenta, y donde estas arañas pudieron instalarse y su población creció.
Cabe destacar que la situación de estos arácnidos no siempre es favorable, porque si bien en algunas áreas existen numerosas poblaciones de B. vagans, como es el caso del sur de la península de Yucatán, las poblaciones de esta tarántula tienen pocos individuos en otros estados del país. Las razones, aunque diversas, pueden ser las diferencias ecológicas (en particular la estabilidad de la temperatura), el tipo de suelo de cada región y los eventos climáticos.
Arañas, hormigas, bromelias y cambio climático
En los estudios de biodiversidad y de conservación, es necesario considerar las relaciones entre organismos diferentes, ya que estas interacciones biológicas pueden ser de gran importancia para mitigar los efectos de distintos cambios en el ecosistema, por ejemplo, climáticos.
En este contexto, los bosques inundables constituyen sistemas a estudiar para comprender cómo las especies se adaptan a la sequía y a las inundaciones recurrentes. De la misma manera, las bromelias tipo tanque constituyen un modelo interesante para estudiar los efectos del cambio climático en las asociaciones bióticas. Por ello, el doctor Hénaut y su grupo de investigación estudian las relaciones entre las arañas, la bromelia tipo tanque Aechmea bracteata, las hormigas asociadas y otros organismos, en un bosque inundable.
Al comparar la abundancia y la diversidad de las arañas presentes en las bromelias que los investigadores monitorearon, y las áreas control, se registraron seis familias de arañas: Dipluridae, Ctenidae, Salticidae, Araneidae, Tetragnathidae y Linyphiidae entre las cuales la tarántula de tela en embudo Ischnothele caudata, la única Dipluridae, fue la más abundante.
“Encontramos a estas arañas en selvas inundables del sur de Quintana Roo, en donde se asocian con una epifita llamada localmente piña de árbol (A. bracteata), en esta planta viven hormigas de distintas especies, en particular la hormiga bala (Neoponera villosa), cuyo piquete es muy fuerte”.
La bromelia tipo tanque alberga todo un ecosistema y sirve de nido para varias especies de hormigas. Esta planta epifita acumula agua de lluvia, por lo que es un nicho para varios organismos que van desde bacterias, algas y mosquitos, hasta anfibios y pequeños mamíferos. En época de sequía, la planta, generalmente situada en las alturas, atrae a las arañas, en particular a la tarántula de tela en embudo Ischnothele caudata, sin que la planta y las arañas tengan una asociación estrecha obligatoria.
“En tiempo de inundaciones o después de huracanes y otros eventos climáticos mayores, la piña de árbol (A. bracteata) se vuelve el único refugio para las arañas en toda la selva –lo que la convierte en una verdadera ‘Arca de Noé’– y es solo en este momento que las tarántulas de tela en embudo se encuentran estrechamente asociadas con la piña de árbol, dicha relación es más fuerte si la planta está habitada por hormigas, en especial si se trata de las hormigas bala, las cuales protegen a las arañas de intrusos que pueden destruir su tela y/o comérselas”.
Las interacciones entre bromelias-hormigas-arañas pueden tener otros beneficios, así como algunos costos para los organismos relacionados, razón por la que el doctor Hénaut y sus colaboradores continúan estudiando diversos aspectos de esta interacción.